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Un contrato con valor añadido

El potencial del último astillero gijonés se relanza con el ferry que hará Armón

La tecnología que distingue al grupo industrial y el tamaño de la factoría de El Natahoyo permiten al negocio naval regional dar un salto cualitativo

El potencial del último astillero gijonés se relanza con el ferry que hará Armón

El encargo para construir un ferry de alta velocidad que ha hecho el armador Baleària a Armon Gijón, supone un salto cualitativo para el astillero gijonés, que comenzará así a construir barcos de un tamaño notablemente superior a los que había hecho desde que es propiedad de Armón. El grupo asturiano aplicará en Gijón a mayor escala una tecnología que desarrolló en su astillero de Navia y que no es frecuente en los astilleros de tamaño medio, como el de Gijón: la construcción íntegra de embarcaciones en aluminio.

Es precisamente la capacidad que le aporta su astillero gijonés la que ha permitido al grupo Armón contratar un barco de las dimensiones del ferry para Baleària, un catamarán de 125 metros de eslora (largo) por 28 de manga (ancho). Son unas dimensiones imposibles para cualquiera de los otros cuatro astilleros del grupo. El de Vigo, el segundo en capacidad, puede construir barcos de hasta 120 metros de eslora por 18 de manga, mientras que los de Navia, Burela (Lugo) y Puerto de Vega son aún más pequeños.

El ferry para Baleària no agota la capacidad máxima que puede desarrollar el astillero gijonés pero sí da un paso importante. Aunque no será el barco de mayor porte que se haya botado en el astillero gijonés, sí será el de mayor manga de toda su historia, superando incluso a la serie de quimiqueros que en su día salieron de la grada del astillero cuando aún era público y se llamaba Juliana Constructora Gijonesa. Aquellos barcos para el armador noruego Stolt Nielsen, los mayores hechos en el astillero, tenían 162,6 metros de eslora por 23,72 de manga. El último se botó en el año 2000.

En comparación los pesqueros de altura que hasta ahora habían sido las únicas construcciones de Armón en Gijón, tienen unas dimensiones mucho menores. El de mayor porte es el buque factoría que ahora se está terminando de construir en la dársena de armamento para un armador islandés, con una eslora de 83 metros por 17 de manga.

Si la contratación en 2012 de una serie de atuneros para el asturmexicano Antonio Suárez permitieron reabrir el astillero gijonés, con el contrato para Baleària, el grupo Armón da un importate paso para aprovechar la capacidad del astillero de Gijón, que cuenta con una grada de armamento que puede acoger construcciones de 180 metros de eslora por 47 de manga.

Armón lleva tiempo explorando la posibilidad de contratar barcos de gran tamaño para su astillero gijonés. De hecho, en 2016 llegó a contratar un ferry convencional de 182 metros de eslora por 28 de manga, lo que le hubiera obligado a realizar algunas modificaciones en la grada y a dragar la dársena en la que se botan los barcos. Cuando ya había culminado la tramitación ambiental para este proyecto, se esfumó debido a que el armador rediseñó el barco para que pudiera navegar con gas natural, lo que obligaba a que su tamaño aumentara hasta cerca de los 200 metros de eslora, demasiado para el astillero gijonés.

El uso de gas natural como combustible es precisamente ahora una de las mejoras tecnológicas del ferry rápido contratado por Baleària, que montará motores duales para gas y gasoil.

El principal factor con el que se diferencia la oferta del astillero gijonés, sin embargo, es la construcción del casco del buque en aluminio, un material apropiado para embarcaciones rápidas dado que reduce el peso del buque a poco más de una tercera parte respecto a una construcción en acero. Otra ventaja de este material es que es más resistente a la corrosión que el acero por lo que requiere un menor mantenimiento. Pero el aluminio también implica una forma de trabajo distinta, en especial en la soldadura, y un diseño diferente de la embarcación, al ser un material menos rígido y menos resistente que el acero. Y esta es una tecnología que Armón tiene y conoce. El grupo trabaja con aluminio en pequeñas lanchas en su astillero en tierra en Puerto de Vega y ha construido catamaranes de hasta 57,25 metros de eslora por 12,5 de manga en el astillero de Navia para la asistencia a plataformas petrolíferas.

De hecho, con el contrato para Baleària, Armón Gijón entrará en el selecto grupo de astilleros que en el mundo construyen embarcaciones rápidas de esas dimensiones. Los dos astilleros que hasta ahora tenían copado ese mercado son los australianos Austal Ship e Incat.

En otros astilleros europeos también se construyen catamaranes rápidos en aluminio pero de dimensiones notablemente menores, como máximo de 70 metros de eslora. Uno de esos astilleros es el de Armón en Navia precisamente.

El barco que ha contratado Armón Gijón, al ser de pasaje, lleva una mayor carga de trabajo, entre otras cosas en su habilitación con un diseño innovador y servicios de entretenimiento y ocio para los pasajeros, además de aplicar mejoras para reducir el balanceo típico de los barcos multicasco y mermar también el ruido y las vibraciones para hacer más cómodo el trayecto.

El otro astillero asturiano, el de Gondán en Figueras, también ha construido catamaranes rápidos para Baleària en un material aún más ligero, la fibra de vidrio, pero son ferries de menos de 30 metros de eslora.

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