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Los campos de ocle, bajo vigilancia

Pesca, que analiza en verano más de 200 muestras de algas, reforzará el control en los fondos marinos ante la amenaza del cambio climático

La bióloga Paloma Peón muestra una rama de ocle en el laboratorio del Centro de Experimentación Pesquera de Gijón.

Asturias reforzará la vigilancia en los campos de ocle ante la amenaza del cambio climático. Aunque el Centro de Experimentación Pesquera de la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, ubicado en La Calzada, no ha apreciado alteraciones significativas en las masas de algas rojizas, los biólogos aseguran que "hay que estar atentos" tras los primeros efectos constatados en el País Vasco. La responsable del estudio de las plantas marinas en el Principado, Paloma Peón Torre, pretende aumentar el control a cinco metros de profundidad, en los que el gobierno vasco ha detectado en su comunidad menos cantidad de ocle y un color amarillento como consecuencia del aumento de la temperatura del agua en el mar Cantábrico. Los bosques de laminarias son los que más sufren en Asturias los embates del calentamiento global.

"La mayoría de las algas están sufriendo una recesión tremenda. Por ahora con el ocle no hemos notado nada. Soporta mejor las altas temperaturas, como demuestra el hecho de que lo hay hasta en Marruecos. Pero hay que estar atentos a los primeros síntomas", asegura Paloma Peón, que recibe en verano más de 200 muestras de ocle para su análisis. En verdad, la dirección general de Pesca lleva desde los años ochenta haciendo un seguimiento de los fondos marinos para comprobar que la campaña de arranque -está regulada del 1 de julio al 30 de septiembre- no merma los campos de alga rojiza. Más de tres décadas después, los expertos del Centro de Experimentación Pesquera corroboran que su explotación como agar agar -un tipo de gelatina vegetal que se emplea en cocina, cosmética, farmacia y alta tecnología- no ha provocado problemas de regeneración en la costa asturiana. Sólo hay una zona en donde el ocle ha desaparecido por completo: los alrededores del Musel, pero Peón puntualiza que "como consecuencia de las obras de ampliación del puerto y el cambio de corrientes".

Las algas se fijan al fondo rocoso mediante un sistema de rizoides, cuyo conjunto forma lo que se conoce como una mata de ocle. Esta especie, señalan los expertos, está dotada de una gran capacidad de regeneración por crecimiento vegetativo. Su sistema rizoidal emite a lo largo de todo el año nuevas plántulas que sustituyen a las que se van desprendiendo por causas naturales o por efecto de la recolección. De ahí la importancia de preservar el aparato de fijación del alga. Los buzos de la dirección general de Pesca controlan durante la campaña que los recolectores no cortan de raíz la planta, que necesita por lo normal un año para recuperar su tamaño original.

El seguimiento de la Administración regional incluye también la extracción de muestras del fondo marino y el análisis de los datos de actividad de los barcos -este año fueron autorizados 28, de los cuales 20 operaron en la zona central y 8 en Llanes- a través de su GPS. De esta forma, detalla Paloma Peón, "podemos saber cuáles son los campos más explotados", que suelen ser siempre los de Gozón. En base a todos estos datos, el Centro de Experimentación Pesquera fija un cupo de extracción, que este año fue de 2.300 toneladas. Por primera vez, la costa oriental se sumó a la campaña de arranque -recogió 1.300 toneladas- tras una larga batalla en los tribunales.

Muestras congeladas

Pero el trabajo no acaba en verano: los buzos de la dirección general de Pesca continúan recogiendo muestras de ocle de las profundidades tanto en otoño como en invierno. Concretamente, explica la bióloga Paloma Peón, extraen "tres muestras de 40 por 40 centímetros de cada campo de ocle", operación que repiten una vez cada trimestre. Una vez almacenadas en el Centro de Experimentación gijonés, las muestras son congeladas para evitar que se pudran hasta su análisis. Por tanto el proceso en el laboratorio comienza con la descongelación de las matas de ocle y su posterior rehidratación en agua. El siguiente paso es meterlas en una centrifugadora, "como la que tenemos en casa para la ropa", puntualiza la especialista en algas. "Luego las peso, las separo por especies y mido veinte muestras representativas. También observo si tienen signos de corte... Mira, ¿no ves esta cicatriz?", pregunta Peón, mientras muestra una pequeña herida en la planta. La bióloga, que registra todos estos datos, concluye el análisis de los ejemplares de ocle detectando si tienen células reproductoras y briozoos, las cuales determinan la calidad de las algas.

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