Más de un año ha tardado en asumir su culpa, pero la mala conciencia y muchos dedos acusadores señalándole desde hacía tiempo han provocado que Rubén Á. H. , de 19 años y vecino de El Entrego, reconociese ayer ser el autor del puñetazo que derribó a Germán Fernández y por el que el camarero gijonés resultó gravemente herido al golpearse en la cabeza contra el suelo. Ocurrió en la zona de Fomento en julio de 2017. "Soy el culpable de la agresión", confesó ante el juez instructor de la causa, al tiempo que incidía en que lamentaba las consecuencias de lo ocurrido. "Lo siento mucho", explicó este joven, futbolista y sin antecedentes penales, que lleva desde el 29 de julio de 2017 en la cárcel.

Rubén Á. H. quiso romper su silencio y solicitó a finales de septiembre declarar voluntariamente "para esclarecer lo ocurrido". Hasta entonces nada había dicho al respecto, salvo que estuvo aquella madrugada en la zona de Fomento y que "era la primera vez que salía de noche con ese grupo"; una pandilla en la que muchos tienen ya condenadas por otras agresiones previas. "Me vi envuelto en la pelea y le di un puñetazo, pero no tenía intención de causarle ese daño, lo siento mucho", explicó. Lo hizo respondiendo únicamente a preguntas de su defensa. "¿Por qué confiesa ahora?", le preguntó la abogada. Por un lado, influyó el cambio de dirección letrada y por otro la mala conciencia que pesaba sobre el joven. "Sabía lo que había hecho y la conciencia ya no me lo llevaba", respondió de forma serena durante una declaración rápida y de apenas unos minutos en el Juzgado de instrucción número 5.

En su testimonio también resultó muy revelador -sobre todo para el futuro de las otras siete personas investigadas, tres de ellos en prisión preventiva y cuya puesta en liberta será solicitada esta semana por sus respectivas defensas- la confirmación de que nadie más que él había tocado al joven camarero gijonés aquella noche. "Ni antes, ni después del puñetazo que le di", matizó Rubén Á. H.. En base a su testimonio, Germán Fernández se habría caído al suelo tras el puñetazo golpeándose fuertemente contra la acera, quedando inconsciente y con graves lesiones cerebrales que le tuvieron casi cincuenta días en coma en el HUCA y de las que trata de recuperarse en centros especializados de neurorehabilitación. Esta versión de los hechos encaja con el informe forense, en el que se tenía constancia de un golpe frontal y otro más occipital a consecuencia de la caída.

De la confesión de ayer habrá que ver el beneficio que pueda reportarle al encausado. Según el Código Penal no se podría aplicar el atenuante de confesión, puesto que el artículo 24.1. establece que para ser tenida en cuenta debería llegar "antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra él". Sí podría aplicarse, llegado el momento, la atenuante de confesión tardía de los hechos.