La comunidad sanitaria perdió en marzo de 2016 a una de sus referentes en el área de enfermería. Carmen Chamizo, enfermera del centro de salud de Montevil y profesora de Historia y Filosofía de la Ciencia Enfermera en la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de Oviedo, dejó un hueco difícil de llenar no solo entre sus familiares y amigos, sino también entre la comunidad docente y sobre todo entre sus pacientes. Ayer y en un abarrotado Centro de Cultura Antiguo Instituto, la enfermera recibió un sentido homenaje a título póstumo.

Durante el acto, organizado por la Sociedad Internacional de Bioética, se sucedieron los buenos recuerdos y las buenas palabras sobre Chamizo. "Se nos fue una enfermera en mayúsculas y un referente", dijo Miguel Rodríguez, gerente del Área Sanitaria V. En este mismo sentido se expresó el Rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda: "la Universidad de Oviedo precisa de hombres y mujeres con la solidaridad, la humildad, el compromiso y la dedicación desinteresada que tenía Carmen". La concejala de Bienestar Social, Eva Illán, presente en el acto, destacó que, pese a no conocer personalmente a Chamizo, "es fácil darse cuenta de la impronta que ha dejado en el sector sociosanitario y lo privilegiados que han sido quienes han vivido a su lado".

Tras un breve recuerdo fotográfico por la vida de la enfermera y un repaso a su estancia en Guatemala, donde desinteresadamente formó a algunas de las que hoy ejercen como comadronas en aquel país, siguieron las alabanzas hacia Chamizo. "Carmen no se olvidaba de nadie, intentaba ayudar a todo aquel que lo necesitaba e incluso contactaba con las asociaciones de vecinos para avisarles de los programas sanitarios que tenían disponibles en sus centros. Incluso se sumergía en el mundo de los adolescentes con problemas y no les dejaba perder el paso en sus estudios. Carmen estaba en todo", recordó Jacinto López, enfermero de Montevil y compañero de Chamizo en dicho centro de salud.

Precisamente el personal de Montevil es el responsable de una iniciativa que busca cambiar el nombre del centro por el de doctora -en enfermería- Carmen Chamizo. Marcelo Palacios, presidente del Comité Científico de la Sociedad Internacional de Bioética, no dejó pasar la oportunidad de sumarse a esta petición argumentando que su memoria no debe perderse "por todo lo que significó en su día y todo el bien que hizo para el barrio día a día".

El momento más delicado del homenaje y el más sentido de los discursos fue el pronunciado por la hija de Chamizo, Paula Lacasa. La joven, visiblemente emocionada, quiso hablar en su nombre, y en el de su hermano Javier y recordar la figura de su madre agradeciendo el homenaje de sus colegas. "Las palabras limitan lo que mi madre representaba. No me gusta encerrar su figura en unas simples palabras, mi madre era una persona diferente para cada uno de nosotros, un hilo argumental, como una fuerza de la naturaleza, como la gravedad, impagable e inolvidable. Quiero pensar en lo que hizo conmigo y regalárselo a la gente como algo eterno, como un efecto mariposa que hace de mí una cuidadora de los demás y una luchadora. Debemos repartir sus enseñanzas y hacer del mundo algo mejor", expresó.

Tras el homenaje, Rafael Lacasa y sus dos hijos recibieron un diploma y una estatuilla en recuerdo de la fallecida que ha dejado tan buenos recuerdos como cosas por hacer, pero con un gran relevo que continuará con su legado.