No parece que la moda y sus caprichos alteraran mucho al gran director de cine que fue Ingmar Bergman (1918-2007), gran relator de imágenes que compendian los matices y abismos de la psicología humana. Y de hacer caso al escritor y crítico Israel Paredes, que hizo de guía por la exposición que se inauguró ayer en el Centro Antiguo Instituto, el maestro sueco era un tipo más bien austero, que solía repetir camisas de franela con grandes cuadros, sin concesiones a modistos y otras estilistas de la elegancia. "No tenía interés en el vestir, quizás por la influencia de su infancia y de su padre luterano", afirmó. Una personalidad tensionada por la egolatría del creador poderoso y una cierta autoestima de baja intensidad, como es evidente en los parlamentos de algunos de sus personajes más logrados.

Y, sin embargo, Ingmar Bergman influyó en la moda con sus películas y marcó tendencias en el diseño. De manera involuntaria, como hizo resaltar Paredes, pero sin que nadie discuta el influjo de sus ficciones en la popularidad de algunas prendas o complementos. De ese mundo menos conocido del ganador de cuatro "Óscar" se ocupa "Ingmar Bergman y su legado en la moda y el arte", una muestra que coincide con el centenario del nacimiento del realizador de obras incontestables de la historia del cine: de "El séptimo sello" y "Fresas salvajes", a "Persona", "Secretos de un matrimonio", "Sonata de otoño", "Fanny y Alexander" o "Saraband".

La exposición está organizada por la Fundación Bergman, el Instituto Sueco, la Embajada de Suecia en España y el Ayuntamiento de Gijón. Y su apertura al público, ayer, fue una bien traída introducción al Festival de Cine que se inaugurará dentro de una semana. El embajador Lars-Hjalmar Wide puso humor al acto y se confesó feliz de volver treinta años después a la ciudad, de ver su playa y de comprobar que la fabada "sigue igual de buena". Es de los suecos que empezó a apreciar el cine de Bergman cuando el maestro era ya reconocido como tal por muchos cinéfilos de todo el mundo: "Me di cuenta en La Habana, con las colas para ver 'Fresas salvajes'". Y añadió que llegó a conocer a Bergman en un supermercado de Estocolmo, un domingo por la tarde, al ver que su mujer conversaba con el director.

"Tuvo cinco mujeres, así que salí corriendo hacia donde estaban hablando", relató. Una de las cinco esposas de Bergman, que tuvo también un pie en el teatro, fue la singularísima actriz, escritora y cineasta noruega Liv Ullmann. Protagonizó algunas de las grandes películas del realizador sueco. Una de ellas fue "Secretos de un matrimonio", una obra de la que algunos estudiosos hablan como de uno de los estandartes feministas y culturales de los años setenta. En la exposición se puede ver, por ejemplo, el camisión de rayas que lucía Marianne, la protagonista. Un diseño de Marimekko que hizo fortuna.

"Es una exposición muy completa; Bergman fue un gran creador de iconos visuales, y de ahí su relación con la moda", indicó Alejandro Díaz Castaño, director del Festival de Cine de Gijón. La muestra incluye prendas como la famosa camisa de franela tan cara al cineasta, pero también el sombrero de paja y las gafas de sol que llevó Bibi Andersson en "Persona". Y mucho más: una prenda inspirada en la de la Muerte en "El séptimo sello", cartelería, fotos, frases de Bergman, libros... Y con dos espacios con distintos trabajos audiovisuales sobre el maestro.