Hace diecisiete años, decenas de vecinos de Deva se juntaron en un restaurante de la zona para rendir homenaje a uno de sus parroquianos más queridos: Marino Solar Menéndez, quien fuera impulsor de la asociación vecinal Peñafrancia, alcalde pedáneo, fundador del mítico bar "El Rinconín" e incansable promotor de mejoras diversas en la zona. En medio de lo que debería haber sido un día de fiesta se declaró la tragedia: Marino Solar falleció repentinamente a los 81 años mientras sus vecinos le esperaban para la pitanza.

Le había pasado factura el fallecimiento de su esposa años antes en un accidente de tráfico cuyas consecuencias también dejaron mermada su salud, y el merecido reconocimiento se truncó. Hubo que esperar casi dos décadas para que el alboroque culminara ayer, por fin, en la misma parroquia en la que "tanto bien hizo", a decir de los vecinos. Desde ayer la zona de juegos infantiles de Deva lleva su nombre en forma de área recreativa, y a la familia, representada por sus hijos Armando y Mari Paz, así como por tres de sus bisnietos, no tuvo más que palabras de agradecimiento.

"Es un honor que después de tantos años se sigan acordando de él", aseveraba su hija Mari Paz con el ramo de flores que le entregó el Ayuntamiento en las manos. "Son para él, para el cementerio", explicaba antes de saludar a los numerosos parroquianos que se acercaron a celebrar, ayer por fin, un homenaje "merecidísimo", como aseguró Pedro Solar, amigo de Marino Solar y encargado de glosar su figura desde su nacimiento en Deva en 1920.

Conocido también como Marino "Silvestrón" o Marino "el Alcalde" (tan honda fue su impronta en la parroquia), los asistentes al acto de ayer recordaron cómo se desplazaba cada día a trabajar a los Astilleros Riera en bicicleta, cuando aún era poco más que un chiquillo. Entre sus múltiples ocupaciones Pedro Solar desveló ayer una de las más singulares: la de la excavación de los cimientos de la torre de la Laboral. Más tarde trabajaría en la ferralla, una labor de la que pidió la excedencia para decidirse a montar un bar en lo que primero fue cuadra: "El Rinconín de Deva".

Pero los desvelos por los que más recuerdan los vecinos a Marino Solar tienen que ver con la solución al problema del abastecimiento de agua a la parroquia, con la localización de un manantial y la construcción de una traída para dar servicio a todos los domicilios de la zona. Posteriormente, en el año 1979, Marino Solar también estuvo detrás de la fundación de la asociación de vecinos Peñafrancia, y en el mismo año fue elegido alcalde pedáneo por una gran mayoría de votos en la primera votación popular celebrada en Deva, como recordaba el concejal Manuel Arrieta.

Bajo su "mandato" se arreglaron y asfaltaron numerosos caminos, se colocaron decenas de puntos de luz y se acometieron tantas mejoras que la parroquia se hizo merecedora del premio al "pueblo más bonito de Gijón". Una vez que desapareció el cargo de alcalde pedáneo, Marino se volcó aún más con la asociación de vecinos, y por eso ayer, en los alrededores de la zona verde que lleva su nombre, quienes le conocieron se reunieron por decenas para recordar si figura.

Y como Solar da ahora nombre a una zona de juegos infantiles, quienes más la disfrutaron fueron sus biznietos: Paula Escandón y Luján y Darío Rodríguez. Ellos fueron los encargados de descubrir la placa conmemorativa y los primeros en estrenar los columpios. Para mantener joven el espíritu de Deva.