El gobierno de España acaba de anunciar su intención de prohibir la venta de vehículos diesel y gasolina a partir del año 2040, de manera que sólo se podrán comprar coches eléctricos. Aunque el plazo es dilatado, hay empresas que ya están dando pasos para avanzar en el camino de la generación a bajo coste y el autoconsumo de energía eléctrica con soluciones innovadoras, aunque sean basadas en viejos principios de la física. Es el caso de la empresa gijonesa "Sinfin", una "spin off" nacida del grupo de investigación de Ingeniería de la Construcción de la Universidad de Oviedo, dirigido por Juan José del Coz, en el que han ido integrándose alumnos y socios tractores para dar forma a un singular proyecto que estos días se muestra, en forma de banco de pruebas, en la Semana de la Ciencia en el Jardín Botánico.

Se trata del tornillo de Arquímedes, que fue concebido para elevar el agua pero que, aplicando ingeniería inversa, se ha demostrado como una eficaz turbina para la generación de energía eléctrica en pequeños saltos de agua, utilizable, por ejemplo, para abastecer los puntos de recarga para coches eléctricos. Bastaría con colocar el tornillo sin fin con forma helicoidal en un torrente de agua para que la fuerza del caudal al caer haga rodar el tornillo, transformando este movimiento en energía eléctrica. "Podemos generar energía completamente limpia y constante entregando potencias que oscilan entre los 50 y los 200 kilovatios", explica el profesor José Luis Suárez Sierra, con lo que "estamos hablando de que con uno sólo de estos tornillos bien optimizados se podría cubrir la demanda energética eléctrica de tres viviendas".

Los tornillos son piezas de calderería que se elaboran en Avilés en acero (aunque por motivos de logística constructiva el que se muestra en el Botánico es de aluminio) y de momento y han surgido varios proyectos industriales con aplicaciones reales para aplicar este novedoso sistema para pequeñas producciones. "Sinfin" está a punto de poner en marcha en Torrelavega (Cantabria) una estación de servicio de base hidráulica para la recarga de las baterías de los vehículos eléctricos. En la práctica se trata de una "electrolinera" en la que los coches pueden enchufarse. La energía procede de estas turbinas de microgeneración, que funcionan de manera óptima en saltos de agua de un máximo de cinco metros de altura.

"Nuestro objetivo no es el de competir con la gran generación de energía eléctrica, sino hacernos un hueco allá donde las grandes turbinas no llegan; se trata de ir proponiendo y probando soluciones para que el futuro que está a la vuelta de la esquina nos encuentre preparados", asevera Suárez Sierra, con la idea de que, en un plazo de tiempo razonable, la alternativa de la hidrogeneración a nivel particular se ponga a la altura de las placas solares.

A juzgar por los resultados que están obteniendo en la empresa, creada el pasado mes de enero, las posibilidades del "hidrotornillo" son muchas. "Ya tenemos en marcha un proyecto en Cataluña y estamos recibiendo consultas de países como Chile, Colombia o Perú que están interesados en esta técnica", explica el profesor, quien destaca de este ingenio la sencillez constructiva, la limpieza en la generación y el hecho de "no ser tan dependientes de los recursos como ocurre en la energía solar o la eólica; el agua siempre está ahí en regiones como la nuestra".

Eliminar algas

La intención del grupo investigador es la de imbricar la tecnología hidráulica con los paneles solares y los molinos de viento, de manera que se puedan sumar las producciones de energía de cada uno de ellos para poner en marcha proyectos como el que están desarrollando en el banco de pruebas del Botánico. Se trata de una red de producción de energía con los elementos (placas solares y un generador eólico) que han incorporado al entorno del Jardín, aprovechando espacios ya construidos: con ella alimentarán unas boyas flotantes que serán colocadas en la Laguna Boreal y que, con la emisión de ultrasonidos, acabarán con la formación y crecimiento de la capa de algas que cubre la superficie del agua.

Un plan para "probar usos y divulgar entre el gran público estas formas de crear energía de forma sostenible", aseguran los investigadores gijoneses. Porque, aunque el agua y su potencial están ahí desde siempre, "no siempre son bien conocidas sus aplicaciones y en una región como Asturias sería una lástima desperdiciarlas".