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JOSÉ ANTONIO SEIJAS QUINTANA | Magistrado de la Sala Primera del Tribunal Supremo

"La justicia en España es para estar orgullosos, basta con mirar al resto de Europa"

"Van a la cárcel los que tienen que ir; el sistema judicial es lento, pero el que la hace la paga y hay muchos ejemplos"

El magistrado José Antonio Seijas Quintana, ayer, en Gijón. MARCOS LEÓN

José Antonio Seijas Quintana (Zaragoza, 1984) impartió ayer su última conferencia -lo hizo en el Congreso Nacional de Abogados Especialistas en Responsabilidad Civil y Seguro, que se celebra en Gijón- como magistrado de la Sala Primera del Tribunal Supremo (TS). Tras casi 45 años de carrera judicial (presidió la Audiencia Provincial de Oviedo durante trece años), celebrará su jubilación dentro de once días con la satisfacción de "haber hecho lo que debía" durante toda su trayectoria.

-Este miércoles ha firmado una sentencia en su sala del Supremo que rechaza que las madres deban indemnizar a los padres que descubran que no son los biológicos. Dice la sentencia que no se niega que conductas como la enjuiciada sean susceptibles de causar un daño, lo que se niega es que este daño sea indemnizable.

-Es una cuestión que no había llegado al conocimiento de esta sala de una forma cierta desde el año 1999. Había una jurisprudencia ya establecida sobre este tipo de relaciones que ahora hemos actualizado. Es un tema de mucha importancia y de cierta complejidad.

- En 2013 reguló las condiciones de la custodia compartida. Un lustro después, ¿cuál es su balance?

-Me gustaría saber cómo están funcionando en la realidad las sentencias que los jueces introducimos en una familia. Nosotros damos respuesta a lo que nos proponen las partes, pero no sabemos la propia intimidad familiar. Ya antes de 2013 se empezó a apostar por la custodia compartida y parece, por los medios, que están aumentando paulatinamente los supuestos de parejas que se separan, tanto de mutuo acuerdo como no, por el sistema de la custodia compartida. Hay avances de jurisprudencia en esta materia, también en la reconstrucción de nueva familias, familias que se casan dos o tres veces y tienen hijos de cada relación.

- ¿Van por delante?

-El Código Civil no está preparado para dar respuestas a estas situaciones. La que las está dando, porque tiene obligación de hacerlo, es la Sala Primera a través de la jurisprudencia. Me gustaría que hubiera una reforma, como ya la han hecho en Cataluña, País Vasco y Aragón, con una regulación más completa sobre las relaciones de familia, especialmente la custodia compartida y la vivienda familiar, que son los dos aspectos más conflictivos.

-Ustedes apl ican e interpretan las leyes que otros hacen, pero quizás ese mensaje no cale en la sociedad. ¿Por qué les culpan?

-Es difícil. Normalmente llegan mensajes negativos, como hemos visto recientemente. Siempre pido respeto a la actuación de jueces y tribunales. Muchas veces no se conoce lo que estamos haciendo, o se conoce sesgadamente. Desempeñamos un papel muy importante para la sociedad y es el legislador el que debería adaptar el Código Civil a las nuevas situaciones y a la nueva jurisprudencia que está emanando. Da mayor seguridad jurídica una ley que una jurisprudencia.

-¿Falla el mensaje?

-Sí, pero por la propia idiosincrasia de los jueces. Son jueces callados, silenciosos y que se explican a través de las sentencias. Muchas veces se producen críticas y no podemos salir como jueces a combatirlas. Estas críticas dañan la labor que hacemos. No niego que hagamos cosas mal, pero con casi 45 años de carrera es la excepción y no la regla. Y me refiero solo a la jurisdicción civil, que regula las relaciones entre particulares.

-La decisión sobre las hipotecas generó un rechazo social.

-Están diciendo que nos movemos junto a los poderosos, pero uno tendría que ver todo el repertorio de jurisprudencia donde ha habido una reacción frente a ciertos productos financieros que han perjudicado al consumidor, y prácticamente todas las soluciones del tribunal han sido favorables a los consumidores.

-Pero el cambio de criterio en apenas veinte días generó tensión.

-A veces se olvida, no sé si deliberadamente, que llevábamos veinte años en los que nadie había caído en la cuenta de que el impuesto lo pagaba el consumidor. En ese momento hubo una reacción desmesurada a la que ha puesto fin este real decreto, que dará seguridad. Cuando la interpretación de una norma, sobre todo de carácter tributario, puede ser contraria, es obligación del legislador actuar cuanto antes para dotar al sistema de seguridad jurídica. Ahora lo ha hecho, y ha pacificado estas relaciones.

- Se jubila en apenas unos días. ¿Qué es de lo que más orgulloso está?

-De haber hecho los deberes. Siempre he hecho lo que tenía que hacer. Y, a nivel colectivo, estoy muy orgulloso de lo realizado en la Sala Primera en beneficio de la sociedad y la propia justicia. Es un espejo en el que se deberían fijar todos los jueces y tribunales.

- ¿Qué retos tiene la justicia?

-Son grandes porque está cambiando mucho el derecho. El derecho que yo encontré cuando llegué en 2005 a la Sala Primera poco o nada tiene que ver con el derecho que voy a dejar. Cada vez son más complejas las situaciones que se plantean y más difíciles de resolver. El legislador debe estar atento a esos cambios.

- ¿Los poderosos van a la cárcel?

-Van a la cárcel los que tienen que ir a la cárcel. La justicia es lenta, pero el que la hace la paga. Ejemplos hay muchos sin tener que citarlos.

- ¿Un ciudadano español tiene motivos para estar orgulloso de la justicia de España?

-Por supuesto. No hay más que asomarnos a Europa. Parece que somos los peores, pues, mire, no. Las sentencias de nuestros jueces tienen un nivel de motivación mucho mayor. O vaya usted a Italia para ver el tiempo de resolución de casos.

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