Un hombre de 35 años, vecino del barrio de Perchera en Gijón, reusltó detenido este fin de semana por enfrentarse a los agentes cuando lo identificaron por causar daños en el portal de su edificio. Se encontraba en estado ebrio y su mujer no le dejaba entrar en casa por temer su reacción violenta.

Los agentes del Grupo de Atención al Ciudadano de Gijón acudieron el domingo por la noche a un edificio del barrio de Perchera, al recibir el aviso de que uno de los vecinos había fracturado la puerta del portal y estaba llamando insistentemente al timbre de una de las viviendas. Esta persona insistía en entrar en su casa y su mujer no se lo permitía porque temía su reacción violenta. Antes de marcharse del domicilio ya había tenido una discusión familiar y había causado daños a los muebles y puertas, por lo que la mujer le había puesto como condición para regresar que ya no se encontrase en estado ebrio.

Sin hacer caso a su esposa ni a los agentes, que ya habían intervenido anteriormente en ese lugar, el hombre había vuelto y había fracturado el cristal del portal para luego enfrentarse a los policías que intentaban calmarle y razonar con él. Ante esta actitud ofensiva y violenta fue detenido por daños y desobediencia grave. El arrestado ya tenía antecedentes por malos tratos en el ámbito familiar.

Dos jóvenes detenidos al intentar ocupar una casa abandonada

Además, y dentro del operativo especial del fin de semana, la Policía Nacional detuvo a dos jóvenes gijoneses de 24 y 26 años, respectivamente, tras intentar forzar una vivienda abandonada en la calle Joaquín Alonso Bonet, en el centro de la ciudad. Ambos cuentan además, según fuentes policiales, con antecedentes por daños y robos.

Este incidente en cuestión ocurrió el pasado viernes, poco antes de la una de la madrugada. Dos jóvenes se disponían a forzar la puerta de una vivienda en la que ya no residía nadie ubicada en la céntrica vía, que confluye con las calles de Marqués de San Esteban y Pedro Duro. Mientras trataban de acceder a su interior fueron sorprendidos por varios viandantes que primero les llamaron la atención y después alertaron a la Policía Nacional de lo que ocurría.

Una vez fueron descubiertos, los dos jóvenes quisieron emprender la huida a la carrera, no sin antes deshacerse del martillo y el destornillador -los tiraron debajo de un coche allí aparcado- con el que estaban intentando manipular la cerradura. Las tres mujeres y el hombre que les sorprendieron evitaron que pudieran irse del lugar, les persiguieron y les pudieron retener hasta que llegaron los agentes. Una vez detenidos, también se pudo comprobar que ambos contaban con un nutrido currículum delictivo.