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El maestro de Infantil es un robot

Cinco escuelas de la ciudad ponen en marcha una yincana de programación para fomentar la robótica entre los más pequeños

Arriba y en los círculos, escolares en las actividades de robótica organizadas en el centro Gloria Fuertes. juan plaza

En los próximos años la robótica alcanzará un crecimiento anual del 17 por ciento en la inversión para el desarrollo de nuevas aplicaciones. Y los empleos del futuro en los que trabajarán los niños que están ahora en el colegio. Eso sí, se sabe que tendrán que ver con las nuevas habilidades que se exigen a quienes nacen y crecen en el siglo XXI: la innovación, la creatividad, la toma de decisiones, el pensamiento computacional y el trabajo en equipo. Por eso, los centros de educación infantil tratan de adelantarse a las circunstancias para ir formando a los niños desde la base, de forma lúdica y sencilla.

Las cinco escuelas gijonesas que conforman el proyecto "Mandilones de Colores" (José Zorrilla, Alejandro Casona, Gloria Fuertes, Las Mestas y Miguel Hernández) han vuelto a poner en práctica una singular yincana robótica para "fomentar la creatividad de los niños con varios talleres sobre que se realizarán en los cinco centros a lo largo de esa semana", explica Gloria Camello, la directora del centro Gloria Fuertes.

Cada escuela ha propuesto un taller para realizar a través de un robot, "de modo que se contemplen los cinco ámbitos de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas", señalan las responsables de los centros, que ayer se dedicaron durante toda la jornada a exponer el trabajo de los niños en ocho talleres diferentes que se fueron repitiendo a lo largo de la mañana, para que todos los escolares puedan conocer el trabajo de los demás.

Así, los niños del José Zorrilla propusieron la escenificación del cuento "Pequeño Azul, Pequeño Amarillo", con la ayuda de dos robots, la Bee y la Blue Boot, utilizando piezas de construcción y creando circuitos para los robots.

En el Gloria Fuertes los niños programaron varios robots para bailar con ellos y enseñarlos a mover el esqueleto, mientras que en el Alejandro Casona utilizaron el esqueleto humano precisamente como pista de pruebas para programar un pequeño robot inteligente capaz de colocar el nombre de cada hueso en el cuerpo.

Los pequeños de Las Mestas combinaron la robótica y la enseñanza de las matemáticas utilizando como fuente de inspiración en el cuento tradicional "El flautista de Hamelín", con el que los niños hicieron varios juegos matemáticos. El robot de los niños de la Escuela Miguel Hernández fue programado para pintar "graffittis" y de paso, aprender sobre el arte.

Las actividades se completaron con otras dos propuestas formuladas por Magdius Formación y Obo Academy: el montaje de una máquina para crear obras de arte moviendo un rotulador de forma concéntrica y un taller titulado "La evolución de la tecnología: ensamblaje, mecanismos y programación", para manejar los conceptos y su aplicación práctica desde edades tempranas. Todo un éxito de participación e imaginación infantil.

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