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Gijón busca apoyo del comercio para reforzar los caminos escolares

El proyecto para garantizar el desplazamiento seguro de los estudiantes cuenta con desigual implantación en cinco centros

Diana Muñiz y Alberto Suárez, con su hija por la calle Saavedra. J. PLAZA

El objetivo es el de establecer rutas que faciliten un desplazamiento seguro y autónomo de los niños desde sus domicilios hacia el colegio, y para ello se busca la máxima colaboración; no sólo de las familias. El Ayuntamiento de Gijón sigue dando pasos en la implantación de su proyecto de caminos escolares seguros en los centros de la ciudad, y para ello ha empezado a solicitar por escrito la colaboración de los comercios del entorno de los colegios en los que se desarrolla el proyecto: El Piles, la Escuelona, el Lloréu, Ramón de Campoamor y Federico García Lorca.

La adhesión al plan es voluntaria, y como requisito se pide que los colaboradores tengan el comercio abierto entre las 8.30 y las 9.30 de la mañana y hasta las 14.30 horas, franja horaria en la que los escolares pasarían por la calle de dichos comercios. La función de los tenderos que lo deseen sería la de proporcionar a los niños la ayuda que necesiten en caso de que se pierdan, necesiten un teléfono, ir al aseo o llamar a sus padres.

Involucrar a los comerciantes en horario escolar supondría un pilar más en la implantación de un proyecto que lleva años desarrollándose en otras ciudades pero que, en el caso de Gijón, ha sido acogido con resultados desiguales. Partiendo del hecho de que, del amplio plantel de centros escolares de la ciudad, sólo cinco desarrollan acciones en este sentido, con mayor o menor fortuna.

Uno de los centros con más posibilidades de desarrollar los trayectos escolares seguros es el colegio El Piles, en el que estudian un gran número de niños procedentes de los barrios de Viesques y La Arena. De hecho en la actualidad se han señalizado dos rutas en estos barrios, con la colocación de señales por parte del Ayuntamiento y el pintado de líneas de señalización en las aceras. Pero "es complicado, dependemos del compromiso y la buena voluntad de las familias", resume el director, Amalio Núñez, quien señala que de los cerca de 500 alumnos del centro, apenas se han apuntado de forma voluntaria a las rutas unos 30, y en la práctica las cubren "una media de 12 o 15; cuando llueve los padres los siguen trayendo en coche". A ello se suma que el trayecto propuesto para ir en bici a clase también depende de que "haya un profesor que recoja a los niños y los acompañe de forma voluntaria, lo que no siempre es posible". En cuanto a la posibilidad del "pedibus", o lo que es lo mismo, padres que de forma voluntaria recojan a grupos de niños en puntos de encuentro preestablecidos para acompañarlos al colegio, "podría resultar bien, pero es lo mismo; dependemos de que los padres se organicen bien y no siempre pueden llevar a los niños. Al final si hay algún problema la responsabilidad es del centro", recuerda el director.

En los casos de colegios en entornos puramente urbanos, como La Escuelona o el Lloréu, "las rutas están señaladas para que los niños las sigan, y muchos vienen solos porque viven a unas pocas calles", razona Carolina Díaz, directora de La Escuelona, quien sí se plantea la opción del "pedibus" "siempre que las familias colaboren". Algo que no siempre resulta fácil sencillamente porque, como expone la directora de El Lloréu, "es un proceso largo, hay que ir dando pasos poco a poco porque es normal que los padres sean reticentes a dejar a sus hijos solos; hay que vencer el temor en un entorno que realmente no siempre es seguro", sostiene Ángeles Nieto.

En el caso del colegio Ramón de Campoamor "el proyecto lleva en marcha varios años y la valoración es positiva, los niños siguen las rutas y hay que seguir dando pasos", apunta su director, Manuel González. No obstante es consciente de que "hay que romper la tradición y combinar muchas cosas; con el tiempo se irán creando dinámicas".

Yolanda Fernández, responsable del Federico García Lorca, pone en valor la formación en seguridad vial que se ha llevado a cabo con los alumnos en los últimos años, si bien en la actualidad el colegio se ha desvinculado de las nuevas dinámicas "aunque podríamos adaptar las medidas necesarias".

Con todo ello, la puesta en marcha de las rutas parece aún un largo camino a recorrer en el que por encima de todo, se exige "compromiso".

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