La noche del sábado al domingo finalizó en Gijón con una multitudinaria pelea a las puertas de una discoteca de la ciudad. Eran cerca de las cinco de la madrugada cuando varias personas se enzarzaron en una disputa en la que varios resultaron magullados y en las que el alcohol, como no, hizo acto de presencia.

En la discoteca donde se produjeron los hechos actuaba esa misma noche Omar Montes, un conocido personaje de la farándula televisiva. Montes es cantante, ex novio de Chabelita, la hija de Isabel Pantoja, y ambos son ex concursantes del programa de Telecinco Gran Hermano Vip. Precisamente por la presencia del artista en la discoteca había muchísima expectación y un gran número de jóvenes se acercaron a ver al ex “habitante de la casa” en acción.

Pero esta multitudinaria pelea no fue el único susto de Omar Montes durante el fin de semana. Nada más llegar a su casa de Madrid tras su “bolo” de anoche en Gijón, el artista se dio cuenta de que le habían entrado en casa a robar.

“Irte a 500 kilómetros de tu casa y cuando vuelves ver que no tienes nada, es muy duro. Me han dejado con una mano delante y otra detrás”, admitía Omar Montes. “Tengo un hijo a mi cargo y me dejaba un pellizquito de cada concierto y lo ahorraba para comprarle una casa. Lo tenía en una caja de madera, mis amigos y mi familia saben lo que guardo ahí y me han quitado todo lo que tenía”, explicó el cantante en una entrevista en la misma cadena del concurso de telerealidad.

“No sé cuánto me habrán quitado, pero mucho dinero. Más que el dinero, porque eso viene y va, hay una cosa que se han llevado que me da mucha pena. Le había comprado a mi hijo la Play Station y siempre estaba deseando llegar a casa para jugar y ahora ya no puede. Llevo entre tres y cuatro años ahorrando un poco de cada concierto, es un dinero que no voy a recuperar. Me acuesto muy tarde y luego para levantarme a las 8 de la mañana para ir al banco junto mucho dinero. Tenía el dinero para pagar a mis músicos, para la gente que viene conmigo”, se lamentaba el cantante durante la entrevista. Una vez más la realidad, o la telerealidad en esta ocasión, supera a la ficción.