En las muchas versiones que ha habido a lo largo de los años de "Moby Dick", la aclamada novela de Herman Melville, ninguna se había adentrado tanto en las entrañas de su protagonista, el capitán Ahab, como la de Juan Cavestany y Andrés Lima, con Josep Maria Pou al mando del buque "Pequod". Pou (Barcelona, 1944) cumple 50 años de carrera y lo celebra con multitud de proyectos en cine, televisión y teatro. Esta noche estará en el Jovellanos de Gijón con "Moby Dick".

- Loco, despótico, violento... Muchos son los calificativos para hablar de su personaje. ¿Como definiría usted al capitán Ahab?

-Es alguien muy complicado psicológicamente. Está obsesionado por el deseo de vengarse de Moby Dick, la gran ballena blanca que le dejó mutilado de una pierna. La obsesión llega a pudrirse dentro de sí mismo y se convierte en locura. Hasta el punto de que ve en la ballena a todos los males de la humanidad, al demonio mismo, y se siente en la obligación de salvarnos de ella, atribuyéndose ese papel de redentor. Su propia ambición le ciega y le hace llevarse a toda la tripulación con él hacia una muerte segura.

- Muchos lo consideran uno de los grandes personajes de la literatura universal.

-Sí. Como todos los grandes personajes, parte de un modelo pero tiene una gran carga personal. Y es que el propio Melville había sido ballenero y conocía muy bien ese mundo... Ahab está a la altura de los mejores personajes de la creación literaria, a la altura de los grandes personajes de Shakespeare, como Otelo, Hamlet y Macbeth. De hecho Harold Blume ha dicho que es el personaje que se olvidó escribir a Shakespeare. Lo mismo puede decirse de la obra... El mismo Borges la señaló como una de las tres grandes obras de la historia de la humanidad, después de la Biblia y El Quijote.

- Usted ha dicho en alguna ocasión que sus personajes han ido dando forma a su carácter. ¿Cómo le ha cambiado éste?

-A lo largo de mi carrera he hecho grandes personajes. Recuerdo que la última vez que estuve en Gijón hice Sócrates, también he hecho Orson Welles, el rey Lear? Estoy acostumbrado a ello, y todos me han marcado de alguna manera. El personaje de rey Lear, por ejemplo, me hizo ganar muchísima confianza como actor. Pero ninguno me ha poseído como interpretar al capitán Ahab. Y es que hay veces que el actor posee al personaje y otros que el personaje posee al actor, en este caso ha sido lo segundo. Por otra parte, ésta ha sido sin duda la interpretación que más me ha agotado físicamente. Nunca había tenido la actuación de que me dejaba la vida a chorros en el escenario. Hay días que siento que no voy a poder llegar al final... Requiere una gran energía, un gran trabajo de voz, de concentración. Creo que si previamente no hubiera hecho a esos otros grandes personajes jamás habría podido hacerme con Ahab. Cuando llegue junio de 2019 y terminemos la gira no sé cómo saldré de él.

- Llevar una novela a las tablas siempre es difícil, pero en este caso lo es aún más. ¿Cómo se consigue trasladar al público al medio del océano?

-La gente verá auténticamente la aventura de Moby Dick. Andrés Lima ha creado un espectáculo enormemente visual. Ha creado una especie de caja mágica con muchísimos efectos de luz, con una música casi operística grabada por un coro formado por 40 hombres, proyecciones de vídeo grabado en alta mar... Al final con la conjunción de todo esto el espectador se traslada a bordo del buque "Pequod" aguantando la misma tormenta y las mismas olas que sus marineros.

- 2018 ha sido un año muy intenso para usted. Además de Moby Dick, ha hecho cine ("El Reino") y televisión ("La Catedral del Mar"), entre otros. ¿Cómo lleva este ritmo de trabajo?

-Cuando tienes mi edad llega un momento que ya no puedes resistirlo. Hace justo un mes se cumplieron 50 años desde la primera vez que subí a un escenario y reconozco que la bolsa ya está muy llena. Estoy venga a darle vueltas a la idea de ir retirándome poco a poco, no de forma definitiva, pero sí ir reduciendo la carga de trabajo. Me gustaría ir acercándome cada vez más al patio de butacas, para ver el teatro como espectador. Es algo que durante estos años me he perdido.