Oier es un niño burgalés al que le falta una pierna y que tiene un sueño: disponer de una aleta que le permita nadar en la piscina como el resto de sus compañeros. Un deseo que, gracias a la Cátedra Milla del Conocimiento MediaLab, se podrá hacer realidad en un par de meses gracias a un evento solidario para la fabricación de prótesis y accesorios gratuitos para pequeños con algún tipo de discapacidad en sus extremidades.
Se trata de un proyecto pionero en Asturias, aunque ya se ha desarrollado en otras ciudades españolas. En el caso de Gijón se dará cobertura a todo el norte de España y participarán en el programa cuatro niños de entre 6 y 9 años y sus familias: uno de Avilés, uno de Oviedo, otro de Burgos y uno más de Logroño. Además también participará una mujer adulta de Gijón a la que le faltan las dos manos.
La iniciativa parte del colectivo "Autofabricantes", que se dedica a la investigación colectiva para generar soluciones alternativas y accesibles en código abierto en torno a la diversidad funcional. Colaboran con ellos la empresa "Nación Pirata" y la "Fundación Rafa Puede", junto a las que han desarrollado un sistema de prótesis de brazo con anclaje universal al que han llamado "SuperGiz". Esta prótesis se puede imprimir en tres dimensiones y además permite intercambiar "gadgets", diferentes accesorios en función de las necesidades de cada niño para que puedan realizar diferentes actividades. Por ejemplo: "coger una cuchara, montar en bici, coger una pelota, jugar al tenis o algo tan cotidiano como subirse los pantalones; de lo que se trata es de diseñar para cada niño aquellos accesorios que nos demande, en principio, uno como mínimo para cada uno, y a partir de ahí, todos los que nos dé tiempo a hacer", explica Laura Vega, responsable de este proyecto desde MediaLab.
De esta manera, la Cátedra colaborará en el diseño y fabricación de unas prótesis que cuestan de media unos 18.000 euros, y que "algunos niños no tienen; otros sí tienen pero no con la funcionalidad que desean. Y por la experiencia en otras ciudades, cuando la tienen les encanta porque son prótesis divertidas, de colores, con accesorios intercambiables y con usos muy concretos, casi como un juguete", explica Vega, quien resalta también cómo "las familias están como locas con este proyecto, es mucho dinero el que se ahorran y mucho bien el que se hace a los niños".
La dinámica de trabajo se basa en la participación de voluntarios expertos en impresión en 3D, que pueden ser estudiantes, profesorado, personal de administración y servicios de la Universidad de Oviedo, empresas colaboradoras MediaLab, voluntarios y personal del colectivo "Autofabricantes" y hasta fisioterapeutas que se encargarán de la parte ergonómica. Todos ellos trabajarán con lis niños y las familias para diseñar las prótesis que necesiten en cada caso a lo largo de tres jornadas repartidas en tres meses (una por mes). Cada familia dispondrá de un grupo de 4 o 5 voluntarios a su disposición para diseñar la prótesis, y la primera de estas jornadas de trabajo tendrá lugar el día 15 de este mes en la Antigua Escuela de Comercio.
Será una jornada para recibir a las familias y explicarles la dinámica, seguida de un taller de diseño colaborativo entre familias y diseñadores. El sábado 26 de enero se probarán los avances y se seguirán diseñando las partes pendientes, y el 23 de febrero tendrá lugar el taller final para ajustes de detalles de cada prototipo y entrega final de las prótesis a los niños. Se espera que sea "una gran fiesta, en la que organizaremos juegos y algo para los pequeños", explica Laura Vega.
Para poner en marcha la actividad, MediaLab se puso en contacto con la asociación Afanip, integrada por familias con hijos as con amputaciones en alguna extremidad, y "la respuesta ha sido increíble, los participantes están muy emocionados".
No es para menos, porque los niños podrán tener acceso gratuito a unas herramientas básicas que harán su vida mejor, siguiendo el lema de "Autofabricantes": "construir un mundo donde la inclusión y la soberanía sean por fin una realidad". En Gijón empezará a serlo en unos días gracias a la ilusión de unos cuantos voluntarios.
