Los comerciantes del barrio de La Calzada, especialmente quienes despachan en la avenida de la Argentina, están hartos de trabajar con miedo a consecuencia de la oleada de atracos que están sufriendo en los últimos meses. Ayer mismo, un hombre de mediana edad y con el rostro cubierto asaltó la joyería Muiña y se llevó varios objetos de valor de uno de los expositores. "Trabajamos todos con miedo, no sabemos quién va a ser el siguiente porque el barrio cada día se parece más al Bronx", lamentó un comerciante muy próximo a la joyería tras el susto vivido.

A principios del mes de octubre apuñalaron al dueño de un estanco para llevarse la recaudación de varios días -se apoderaron de 8.000 euros- tras vigilarle durante días para saber sus horarios y hasta pincharle las ruedas de su coche para que no pudiese escapar de sus asaltantes. Todo parecía un hecho aislado, pero no fue así. El 26 de octubre, le tocó a una dependienta de la joyería Dama -solo a unos portales del atraco ocurrido ayer y cerca del negocio del estanquero- quien vivió en carne propia un atraco a punta de pistola. El responsable del asalto, A. V. A. de 37 años de edad, fue detenido ya en el mes de noviembre y enviado a la cárcel tras intervenírsele una pistola simulada, que se cree que no fue la misma que utilizó en su atraco.

Días después el susto se vivió en un supermercado, también en la avenida de la Argentina. Esta vez, un hombre entró y se dirigió a la caja simulando que quería pagar un artículo, pero de pronto sacó una navaja y le exigió a la dependienta que le diese todo el dinero. Ese ataque fue frustrado por varios clientes y la propia empleada que cubría la caja, que está actualmente de baja por lo ocurrido. También ese hombre fue detenido y enviado a prisión provisional tras ser arrestado "in situ".

"Le vimos pasar corriendo, se fue rapidísimo"

Ahora ha sido el turno de la joyería Muiña, que lleva décadas en La Calzada. El atraco ocurrió pasadas las siete de la tarde. Fue entonces cuando un hombre alto y de mediana edad, según los testigos que le vieron escapar con el botín, entró en el establecimiento con una media tapándose el rostro, rompió uno de los expositores valiéndose de un martillo y arrampló con lo primero que pilló. Después, se fue corriendo y huyó del lugar por la calle Oriental. "Le vimos pasar corriendo y cuando salimos ya casi no le veíamos, se fue rapidísimo", confirmó un testigo de los hechos.

Una vez recuperados del susto, los responsables de la joyería pudieron llamar a la Policía Local y Nacional, que tomaron declaración de lo ocurrido a quien en ese momento se encontraba en el local. Los agentes han iniciado una investigación para tratar de identificar al responsable del robo y examinarán la escena en busca de huellas o pistas así como las imágenes de vídeo. La detención podría producirse en breve espacio de tiempo.

No obstante, la paciencia de llegar a su límite. Son cuatro atracos en dos meses y pocos están ya tranquilos. "Venimos a trabajar asustados, no sabemos qué hacer y nos sentimos indefensos, esperando que no nos pase a nosotros", reflexiona la dueña de un comercio de la calle.

Las sospechas vecinales apuntan a que muy cerca de los comercios atacados "hay un punto de venta de droga, al que viene a comprar mucha gente que aprovecha su paso para ver la actividad de los comerciantes del barrio", desvela uno de los empleados de la zona, que exigen una mayor presencia policial en la zona. "Estamos volviendo a los peores años de La Calzada, vienen a por droga y antes o después aprovechan para robar en algún comercio; solo espero no ser el siguiente", advierte uno de ellos.

Disputa familiar

Apenas unas horas antes del atraco a la joyería, en el parque ante la iglesia de Fátima, también tuvieron que intervenir varios agentes de la policía y hasta los servicios sanitarios por una disputa familiar generada entre una mujer, su hija y la pareja. Hubo insultos, amenazas varias y hasta agresiones, según los testigos. De hecho la mujer tuvo que se trasladada a un centro de salud.