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Laura Rodríguez: "Siempre vi a mi padre soldar, quería demostrar que valemos igual"

"Mi padre es soldador, y yo siempre lo ví en el taller y me gustaba lo que hacía; siempre quise hacer lo mismo" , confiesa la joven Laura Rodríguez, de 17 años y enfrascada en el grado medio de Calderería y Soldadura, después de dejar los estudios en tercer curso de la ESO. Nadie en su casa vio raro que quisiera dedicarse a ese mundo. "Mi padre me dijo que la decisión era mía, que tenía que demostrar que valemos incluso más que los hombres", explica. Consciente de ello, se lanzó de cabeza a estudiar en el "Gedo", donde ya conocía a un compañero, y aunque "quizás los chicos de mi clase ya saben más y tienen más fuerza, pero yo no me siento de menos", sostiene. "He tenido que escuchar que cuando yo doy un martillazo es como si lo diera una hormiga, pero me da igual, yo para adelante", asegura con una sonrisa antes de dar un consejo a las chicas:"Si les gusta, que vengan, que no tengan vergüenza".

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