El accidente mortal de Agustín Garrido Menéndez desencadenó una huelga en las empresas auxiliares de Armón Gijón, que paralizó durante diez días la actividad del astillero gijonés, hasta que la dirección del mismo asumió las reivindicaciones de los trabajadores en materia de seguridad.
El acuerdo que puso fin a la huelga pasaba por que Armón exigiera a las contratas un plan de seguridad y su cumplimiento, la designación de técnicos en prevención de riesgos laborales expertos en el sector naval, dotar de equipos de protección individual adecuados a los trabajadores, instalar extractores de humos y ventilación adecuados, medidores de gases, iluminación y señalización adecuadas, cumplir la normativa en andamios y revisión de las grúas, protocolos de seguridad en espacios confinados y medios para primeros auxilios.
La mayor parte de los operarios que participaron en aquella huelga no fueron vueltos a llamar para trabajar en barcos sucesivos del astillero, según indican fuentes sindicales.
