Tato es un teckel de seis años motero, surfero y gijonés. Todo lo hace con su dueño, Lucas Altamira, que ha encontrado en esta mascota un compañero ideal para sus rutas en moto y sus salidas al mar, de las que además toma buena cuenta con vídeos como los que cuelga en sus redes sociales. En el último y más llamativo, grabado con una GoPro anclada al manillar, Tato recorre como "paquete" el Paseo del Muro montado en la moto de su dueño y bien equipado para la experiencia: en un portabultos especialmente diseñado para que las mascotas disfruten del trayecto sin tener que ir enclaustrados y con gafas de motero perfectamente adaptadas a la cabeza canina.

"Tato es de una raza que disfruta especialmente cuando el viento les da en la cara. Seguro que mucha gente ha visto a perros como él sacando la cabeza por la ventanilla de algún coche. Pues a Tato le encanta ir en moto", cuenta Lucas Altamira que, sin embargo, temía el daño que podía hacerle en los ojos el viento fuerte "porque sé que no es muy bueno para ellos". De ahí, y del hecho de que Lucas Altamira está vinculado a la firma gijonesa de gafas Siroko, nació la idea de fabricarle unas gafas de "motero" especiales para él y prototipo para su uso por otras mascotas. La duda sobre cómo las aceptaría no tardó en despejarse. "Se las pusimos y al momento se le veía encantado; en el vídeo de la moto se percibe claramente que va feliz", dice el dueño.

Tato nació en una camada de unos cazadores leoneses, pero no servía para cazar porque tiene la mordida al revés, así que acabó en una tienda de animales en León donde, es posible que por ese mismo defecto en la mordida, no llegaron a venderlo en tres meses. Una demora que complicaba mucho más su salida y le ponía en riesgo de tener que ser sacrificado. Hasta que se le dio un futuro en Gijón, en el Siroko Surf School, de ahí su destreza sobre las olas. "Desde entonces es uno más en la escuela€ tanto que hasta surfea", cuenta su dueño.