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Los científicos esperan tratar en cinco años la candidiasis con células madre uterinas

Vizoso: "Presumimos de realizar una investigación social, no elitista, en la que todo el mundo colabora"

Por la izquierda, Pedro Barbillo, Francisco Vizoso, Guillermo Quindós, José Schneider y Román Pérez, ayer, en la Feria. MARCOS LEÓN

"Vivir es ya una enfermedad", sostiene el doctor Francisco Vizoso, jefe de la unidad de investigación del hospital de Jove, quien fue ayer uno de los responsables de desentrañar las claves de las última investigación en torno a la capacidad antifúngica de las células madre uterinas. El trabajo ha sido fruto de la colaboración entre la Universidad del País Vasco, la Unidad de Investigación de Jove, la Universidad de Santiago de Compostela y la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y ha contado con la financiación de la Fundación para la Investigación con Células Madre Uterinas (Ficemu).

Los investigadores tienen la esperanza de que pueda estar a disposición de los pacientes en cinco años. "Sería factible un ensayo clínico antes de ese tiempo", aseveró el doctor José Schneider, catedrático de Ginecología de la Rey Juan Carlos. "Eso es un plazo muy breve para nosotros", aclaró. El tratamiento sería mediante la administración de óvulos con el producto.

La explicación de por qué esta cepa particular de células madre uterinas presenta una mayor actividad contra la cándida albicans puede residir en su origen, ya que provienen de una zona muy particular, la de transformación del cuello uterino, que es biológicamente muy vulnerable, y está en permanente contacto con el medio vaginal y las amenazas que contiene: hongos, bacterias, virus, más todos los microbios patógenos procedentes del exterior, generalmente a través de las relaciones sexuales. En este contexto, las células madre mesenquimales del cuello uterino presentan potentes mecanismos de defensa, en forma de un cóctel de factores moleculares que se liberan al medio exterior, con la misión de combatir potenciales amenazas y preservar nuestra especie. "Nuestro objetivo usar es cóctel de sustancias tan equilibrado que rompe el viejo esquema de la enfermedad", aclara Vizoso. El estudio se llevó a cabo por los especialistas José Schneider, Estíbaliz Mateo, Cristina Marcos-Arias, Noemí Eiró, Francisco Vizoso, Román Pérez, Elena Eraso y Guillermo Quindós.

Los investigadores abren una nueva alternativa para el tratamiento de una enfermedad de gran prevalencia entre la población femenina que disminuye su calidad de vida. "Hemos tenido la suerte de hallar unas células muy especiales que se encuentran en la antesala del cofre de la vida, que es el útero", argumenta Vizoso ante la oportunidad que ofrecen las células madre obtenidas en las revisiones ginecológicas. "Esas células tienen unas propiedades extraordinarias que nos están sorprendiendo", continúa el responsable de la unidad de Investigación de Jove, quien celebra que desde un laboratorio pequeño se haya logrado tal avance. "Presumimos de realizar una investigación social, no elitista, donde todo el mundo colabora", continúa."Cuando lo vimos en el laboratorio no nos lo acabábamos de creer, me decían que parecía ciencia ficción los efectos en el cáncer de mama", agrega. Los científicos han evidenciado, en estudios previos, que el conjunto de moléculas secretadas por estas células tiene potenciales efectos antitumorales en cáncer de mama, regenerativos en lesiones corneales, e inmunoreguladores.

El presidente de Ficemu, Pedro Barbillo, señaló que lo previsible es que los ensayos clínicos se realicen en Asturias. "Probablemente será necesario el apoyo de varios centros para reclutar gente y sacar conclusiones válidas", mencionó Quindós. El más inmediato, en científicos italianos con esta línea de investigación.

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