Desde Francisco de Paula Jovellanos hasta Milagros Madiedo han sido cuarenta y tres los directores que ha tenido el Real Instituto de Jovellanos, fundado por el prócer gijonés en Gijón, 1794 como Instituto de Náutica y Mineralogía.

Y con motivo del 225.º aniversario del centro que se celebra el próximo 7 de enero, ayer se les brindó un sentido homenaje a todos ellos. Un acto que sirvió para recordar a todos aquellos capitanes que hicieron que el navío jovellanista haya llegado, dos siglos después, a nuestros días con el mismo espíritu, fiel a las enseñanzas del prócer. Pero también, en cierto modo, a todos aquellos grumetes que pasaron por el centro educativo, a los profesores que hicieron posible que se consolidara como una institución de gran prestigio -merecedor de la Corbata de Alfonso X, la medalla de oro de la ciudad o el reciente premio Ginés de los Ríos- y aquellas personas que, desinteresadamente, ayudaron a hacer grande el Instituto.

En el acto estuvieron presentes, para recoger el galardón, los siete directores del centro que siguen con vida: África García-Balmaseda, Carlos Dago, Juan Muñoz, José Ovidio García, Pedro Santamaría, Juan José García Rúa y Milagros Madiedo, que el año próximo cesará su actividad directiva.

"En este centro se ha considerado tan importante la formación estrictamente académica como la formación en valores, el fomento de las capacidades y competencias de cada alumno", explicó Madiedo en su discurso. Todo para "educar y formar ciudadanos críticos y responsables que puedan ser actores de los cambios que toda sociedad debe acometer".

"Jovellanos estaría orgulloso de nosotros", aseguró Victoria Aguirre, antigua docente de un instituto que "sigue vivo y pujante". José Miguel Fernández Suárez, expresidente de la Asociación de Antiguos Alumnos del centro puso en valor la influencia de este en el "desarrollo cultural, educativo y demográfico de Gijón", asegurando que "la poderosa raíz de las ideas de Jovellanos persiste en la ciudad", gracias en parte a "la lucha constante por preservar el legado de Jovellanos" por medio de su Instituto, encargado de "marcar un norte que debe conducir a la sociedad del bienestar". Los homenajeados se mostraron profundamente emocionados y congratulados al recibir el recordatorio. También le fue concedido a Francisco de Castro, uno de los docentes más proactivos de la historia de un centro que, 225 años después de su fundación, está más vivo que nunca.