Los vecinos de la zona rural gijonesa celebran la decisión de la consejería de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de aumentar las zonas donde se permite la caza del jabalí, con el objetivo de acabar con la superpoblación del suido en las afueras gijonesas. La medida incluye la desafección de hasta 635 hectáreas de las zonas de seguridad del cinturón no urbano de la ciudad -en las parroquias de Deva, Santurio, Caldones y Baldornón- para convertirlas en cotos de caza, permitiendo así en ellos la actividad cinegética. Algo que los vecinos llevaban años solicitando y que ahora, con su puesta en marcha, confían en que pueda acabar con los destrozos que los suidos llevan a cabo en sus campos y plantaciones.

"Hay superpoblación de jabalíes por todos los lados", resume Manuel González-Posada Suárez-Fidalgo, presidente de la federación de asociaciones de vecinos de la zona rural de Gijón "Les Caseríes". Desde que llegó a su puesto, en enero de 2017, el representante vecinal lo dejó muy claro: "El jabalí es uno de los principales problemas de la zona rural gijonesa". Una máxima que sigue reafirmando a día de hoy. "Me parece muy bien, ojalá sirva para rebajar la superpoblación existente", aseveró González-Posada.

"Los jabalíes ya no tienen miedo al ser humano, bajan de las zonas altas porque no tienen comida o los lobos les atacan y no tienen miedo en llegar a zonas habitadas", explica el dirigente vecinal, que confía en que la caza de suidos cumpla también otro efecto: "que ellos se vean en peligro y escapen". "Levantan todo, los praos y los cultivos", denuncia González-Posada, que pide que esta medida, "sea duradera, no solo unos días".

Con él coincide José Luis Pérez, dirigente vecinal de la parroquia de Santurio. "Es algo muy necesario, está todo lleno de huellas y pozos y todos los prados levantados", sentencia Pérez, "es una muy buena noticia porque los vecinos están negros, hartos de encontrar grandes bañeras de revolcarse los jabalíes o todas las plantaciones destrozadas".

Pérez hace una puntualización. "Me parece bien siempre y cuando sean los cazadores los que vayan a abatir los jabalíes, no los guardas", solicita el dirigente vecinal, que también practica actividades cinegéticas. "Los cazadores se gastan dinero en permisos, seguros, licencias... son los que están pagando, así que son los que tienen que aprovecharlo", pide. Eso sí, "hay que respetar todas las medidas de seguridad para evitar accidentes" más aún cuando es una zona parcialmente habitada. La consejería ya contempla esta normativa, recogiendo que la caza deberá realizarse en días de menor afluencia de personas -esencialmente en elentorno del parque del monte de Deva- y la prohibición de disparar hacia casas o pistas forestales, sino únicamente hacia zonas de bosque.

Con su experiencia como cazador, Pérez entiende que la mejor solución es "cercar la zona donde están encamados los jabalíes, para que el riesgo sea mínimo para las personas".

Y se une a la petición de "que esto sea algo continuo, no puede ser una cuestión puntual. Que en septiembre, cuando comience la próxima temporada de caza, nos dejen seguir cazando jabalíes en estas zonas". Entiende Pérez que "hay que matar ejemplares, pero no acabar con ellos ni extinguirlos. Nosotros disfrutamos, pero con control", por lo que pide "regular, bajar el cupo de suidos que hay actualmente sueltos. Que siga habiendo jabalíes, pero no una superpoblación", zanja.

Otra de las parroquias afectadas es Caldones. Su presidenta vecinal, Isabel Fano, pide que las medidas se hagan realidad "cuanto primero, mejor". La representante vecinal solicita "acabar no con todos, pero sí con una buena parte". El clamor en su parroquia es evidente. "Destrozan todo, los tenemos en todos los lados, hasta en la ciudad", explica Fano, "los vecinos están muy cansados, aburridos, no pueden ni tener plantaciones. Estamos llenos de jabalíes". De hecho, Fano se queja de que, de las administraciones "recibimos muchas palabras pero hechos, ninguno" y lamenta que "no creo que puedan acabar con ellos, como mucho irán a otro lado".

Así lo cree que también Antonio García, presidente vecinal de Deva. "Es una medida absolutamente necesaria, pero que llega diez años tarde", sentencia, "que hagan lo que haga falta con tal de tener la población de jabalíes controlada". García se queja de que "es lamentable, vemos jabalíes a diario. Todas las personas, todos los días".

También García arremete contra las administraciones. "La culpa no es solo del jabalí. Ellos hacen destrozos muy notables, pero el pago de las reparaciones es muy bajo y se hace tarde", con lo que, respecto a esta nueva medida impulsada por el Principado, "hasta que no lo veamos, no lo creemos". Igualmente, pide "que siga en el tiempo y se haga un estudio para determinar si está siendo eficaz o hay que tomar otras medidas", zanja el dirigente vecinal.

Durante el año 2017, los daños causados por el jabalí ascendieron a más de 14.000 euros, el ejercicio más afectado del último lustro, con especial incidencia en parroquias como Bernueces, Cabueñes, Granda, Fano o Leorio, además de las ya citadas. Para acabar con esta problemática, desde el Ayuntamiento se instó a los vecinos a limpiar y desbrozar aquellas fincas que pudieran servir de refugio para esta especie, además de contratar a una empresa especializada para que intentase la captura de ejemplares colocando jaulas en la zona urbana. Ahora el Principado va más allá, aumentando las zonas de caza permitida de suidos. Una medida que, confían los vecinos, pueda acabar con la superpoblación que sufre la especie.