Además de reaccionar rápido, es imprescindible saber hacerlo. Para ello, los médicos explican cómo realizar la maniobra de Heimlich: debemos situarnos detrás de la víctima y abrazar su tórax poniendo nuestros brazos por debajo de las axilas del atragantado; hemos de colocar nuestro puño cerrado justo por encima de su ombligo, agarrando el puño de esa mano con la otra y empujando de forma brusca hacia arriba y hacia atrás cinco veces. Así se ha de repetir hasta que logremos que la víctima expulse el objeto.

De no conseguirlo y si la víctima se desmaya, lo tenderemos en el suelo y comenzaremos las maniobras de reanimación cardiopulmonar básica. Para ello, se habrá de colocar una mano tirando hacia atrás la frente y otra elevando el mentón e insuflar aire cinco veces, tapando la nariz. Tras ello, realizaremos compresiones torácicas poniendo nuestras manos en el centro del pecho de la víctima, con los brazos estirados y comprimiendo hacia abajo 30 veces, para luego volver a insuflarle aire. Se ha de mantener la maniobra hasta que llegue el personal médico.