Asturias vive el inicio de año con la conmoción de saber que un pequeño gijonés de 3 años falleció en los primeros minutos del 2019 tras atragantarse comiendo una uva durante las campanadas de fin de año. Una popular tradición no exenta de riesgo que los expertos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello desaconsejaban llevar a cabo antes de Nochevieja. La Sociedad emitió su alerta sobre el riesgo de atragantamiento y asfixia que tiene especialmente los niños menores de cinco años. "Se trata de una fruta que por su forma o textura puede obstruir las vías respiratorias y provocar una situación de peligro que puede llevar incluso a la muerte si no se actúa a tiempo", reseñaban los expertos. Los mismos que también advertían de que "también pueden resultar peligrosas para las personas mayores de 65 años, sobre todo si sufren trastornos de deglución, como la disfagia".

Los datos que manejan los especialistas indican que "la incidencia de asfixia en personas mayores de 65 años es siete veces mayor que en niños de 1 a 4 años", según la revisión publicada en la revista Geriatrics. La pérdida de la dentadura, la disminución de la salivación o el debilitamiento de los músculos responsables de la masticación asociado a la edad, pueden provocar problemas a la hora de tragar en los mayores, sobre todo y por demás si se trata de pacientes con enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson.

Según los otorrinos, no sólo las uvas son un alimento que pueden propiciar una asfixia. Mucho mas lo son otros alimentos típicos navideños como los frutos secos. "Es uno de los alimentos que más atragantamientos producen en España. Aunque no sean alimentos de gran tamaño, los fragmentos duros que se desprenden al morderlos pueden obstruir las vías respiratorias, sobre todo en el caso de los niños menores de 2 años, que no son capaces de masticarlos adecuadamente no han desarrollado suficientemente reflejos como la tos o el estornudo", reflejan en su advertencia nacional los Otorrinos.

Para reducir riesgos de asfixia, dicen los especialistas médicos, es importante seguir unas pautas como no mezclar consistencias líquidas y sólidas, evitar comer de forma apresurada como la que propicia el rito de las campanadas de Fin de Año, y mantener una postura erguida durante las comidas. La aspiración de alimentos puede acabar en otros problemas graves como neumonías por aspiración, una afección con más de 40.000 hospitalizaciones al año.