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El cine como acceso democrático al ocio

Rafael Suárez Muñiz hablará mañana sobre el fenómeno geográfico, arquitectónico y socioeconómico de las salas de proyecciones de Gijón

El Cinema Goya, frente al paseo de Begoña.

El gijonés Rafael Suárez Muñiz es geógrafo urbanista y su tesis doctoral, que dirige el catedrático Ramón María Alvargonzález Rodríguez, es un amplísimo análisis del ocio en Gijón desde el año 1850. En 2017, fue finalista del XIX Premio "Rosario de Acuña" con dos trabajos: "El ocio hostelero en Gijón: del siglo XIX al desarrollismo" y "Campos de fútbol de Gijón (1903-1960). Análisis geográfico y con perspectiva de género". Y antes del próximo verano el Ayuntamiento de Gijón, dentro de la colección "Memoria de Gijón", publicará su trabajo "Cines, teatros y salones de variedades en Gijón (1896-2018)".

Como anticipo al libro, mañana, a las 20.00 horas, en la sede del Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón (Sala Cultural Liberbank Monte de Piedad, plaza del Monte de Piedad, número 2), Rafael Suárez Muñiz ofrecerá una charla titulada "En recuerdo de los cines de Gijón: espacios de ocio en desaparición".

De su investigación sobre el fenómeno del cine en el concejo lo que más le llamó la atención al joven investigador fue "la cantidad de cines que hubo". Explica Suárez Muñiz que la primera hipótesis es que el fenómeno era casi exclusivo del centro de la ciudad y de las salas más conocidas, pero "la ruptura de la hipótesis es la extensión de los cines como un fenómeno que llegó a todos los barrios y parroquias rurales, además de las del sentido eclesiástico, a los colegios, a las sociedades culturales". Un fenómeno que se extendió, subraya el investigador, gracias a que "los proyectores se fueron haciendo económicamente más asequibles y más fácilmente transportables. Es lo más significativo en cuanto al fenómeno cinematográfico geográfico".

La otra cuestión que también le llamó la atención fue la relación de la arquitectura con los cines. "No hubiera podido haber una evolución del cine sin una evolución de la arquitectura", afirma, para explicar que "los arquitectos de Gijón (como su bisabuelo, Manuel García Rodríguez) competían entre sí para hacer la obra clave y el cine se benefició de esa competencia entre los arquitectos y sus diferentes estilos arquitectónicos con edificios grandes" situados en buenas zonas de la ciudad.

Y en tercer lugar, a nivel socioeconómico "el cine produjo una democratización del acceso al ocio", afirma Rafael Suárez Muñiz, quien hace tres apartados a tenor de la distribución interior: cines barraca, cines pabellón y edificios cine. "En los cines barraca estaba todo el mundo mezclado, por eso la burguesía y las clases acomodadas huyeron de ellos; en los cines pabellón, como fue el Salón Doré o El Versalles, que fue el precedente del Goya, ya se empezó a ordenar y distribuir el interior socialmente, y ya en los edificios cine, por supuesto. A un cine entraba todo el mundo, aunque dentro, según lo que se pagase por la entrada, había una separación, pero el cine democratizó el acceso al ocio".

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