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Periodista

El PSOE no le dio una salida digna a José Manuel Palacio

Durante sus ocho años como alcalde de Gijón manejó un presupuesto de más de treinta y siete mil millones de pesetas

El PSOE no le dio una salida digna a José Manuel Palacio

Veinte meses después de que escribiese que Gijón necesitaba otro alcalde, lo que motivó que José Manuel Palacio presentase una inusual querella contra mí solicitando incluso el destierro -la que fue desestimada en Primera Instancia por tratarse solamente de una opinión, sentencia a la que recurrió a la Audiencia Territorial, pero que después retiró por improcedente- no tuve problema alguno en reivindicar públicamente en otro artículo que el PSOE tenía que darle una salida digna a José Manuel Palacio, lo que lamentablemente no se hizo.

No hay razón alguna para justificar el acoso personal y derribo político a que fue sometido José Manuel Palacio por el PSOE para que optase a un tercer mandato como alcalde de Gijón. No está escrito en lugar alguno en nuestra legalidad vigente que no hay que perpetuarse en el poder más allá de los ocho años, pero José Manuel Palacio se empecinó en ir contra viento y marea desoyendo las directrices marcadas por un PSOE cuyo aparato gijonés ya estaba dominado por aquel aluvión de militantes de movimientos comunistas que habían encontrado en la "casa cosa común" un pesebre para su supervivencia económica personal. El secretario de la Agrupación Socialista de Gijón, Jesús Morales Miravalles -quien por entonces lucía la típica "barbita guevariana", tendencia estética tan de moda en los hasta entonces revolucionarios comunistas- se lavó las manos en plan Poncio Pilatos cuando, tras reconocer que había una gran división interna en el PSOE, se plegó a la socorrida disciplina interna que había marcado Carmen García Bloise quien, en su momento, no supo cerrar la profunda crisis interna en el grupo municipal del PSOE, como consecuencia del autoritarismo de José Manuel Palacio quien quitaba la confianza a todos los que no comulgaban a ciegas con sus desconcertantes cambios de opinión.

La trayectoria política de José Manuel Palacio

Aunque había nacido en La Habana, José Manuel Palacio vivió desde los dos años en Gijón -sus experiencias familiares le llevaron a un profundo anticastrismo y un odio exacerbado a todo lo que oliese a comunismo- y trabajó en el Banco Bilbao que se encontraba en la plaza del Carmen. Su vida política comenzó en el año de 1963 como enlace sindical siendo elegido en el año 1970 como concejal en representación del tercio sindical. Era alcalde Luis Cueto-Felgueroso y él fue conocido popularmente como "el concejal don No" al oponerse siempre a todo. Aquello le dio una cierta notoriedad pública y debido a que el PSOE no tenía a nadie en Gijón con atractivo político motivó que uno de los pocos militantes históricos del PSOE en Asturias, Juan Luis Rodríguez Vigil pusiese su vista en él como mal menor -ya que no era militante del PSOE- para incluirlo en un puesto de salida como diputado por Asturias al Congreso en las elecciones constituyentes en el año 1977. Gracias a la privilegiada información de que disponía entonces, se lo comunique personalmente a José Manuel Palacio en la antigua sidrería de "El Globo" -un lugar que servía habitualmente de punto de encuentro para los concejales que empezaban a formar un grupo crítico a las propuestas de la Alcaldía- quien quedó algo más que perplejo porque con su escepticismo habitual no daba crédito a los nuevos horizontes políticos que se abrían para él, por lo que unos meses después se afilió al PSOE, aunque sin tenerlas todas consigo. Otro de las responsabilidades que le concedieron fue la de ser consejero de Transportes en el gobierno preautonómico, aunque estaba claro que no dominaba mucho esa compleja problemática.

Así llegamos al año 1979 en que encabezó la candidatura del PSOE logrando la Alcaldía, con el apoyo del grupo comunista -aunque en él no estaban los líderes históricos gijoneses del único partido que existió realmente durante el franquismo- responsabilidad que revalidó cuatro años después al lograr la mayoría absoluta en la Corporación Municipal, lo que le llevó a una actitud de prepotencia.

Ahí empezaron las profundas discrepancias que le iban a llevar al precipicio en el PSOE.

Su mandato como alcalde

Durante los ochos de mandato como alcalde, José Manuel Palacio manejó un presupuesto de treinta y siete mil millones de pesetas -sin contar los fondos de las tres empresas municipales: EMA, Emtusa y Emulsa- para cambiar una ciudad que carecía de los mínimos servicios públicos. Su labor fue encomiable en la pavimentación y alcantarillado de los populosos barrios obreros que estaban absolutamente abandonados, a la que dio prioridad. En los logros positivos de su mandato se pueden recordar: la reversión del cerro de Santa Catalina y de los terrenos del cuartel de El Coto, además de las instalaciones portuarias de los muelles locales -en eso fue fundamental el entonces presidente de la Junta del Puerto, Enrique López quien tras conseguirlo e iniciar la dinamización tras terminar con el barrizal de la calle de Rodríguez Sampedro, al poco tiempo fue elegido senador de UCD-; sin olvidarnos, claro, de la cesión que hizo del emblemático edificio el entonces gobernador del Banco de España, el gijonés "príncipe de los Jesuitas", José Ramón Álvarez Rendueles quien, además, le dio al Ayuntamiento cien millones de pesetas para su remodelación. Gracias al apoyo del presidente del Principado de Asturias, Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos se puso en marcha la creación del puerto deportivo dando un uso turístico a las dársenas del muelle, la rehabilitación del palacio de Revilla-Gigedo y del conjunto de La Trinidad -operaciones que fueron financiadas por la desparecida Obra Social y Cultural de la Caja de Ahorros de Asturias-, así como el inicio de la construcción de las nuevas estaciones ferroviarias, del geriátrico de Pumarín y de la creación del parque de Los Pericones, además de lograr la consolidación de nuestro ansiado campus universitario que no está ubicado en Viesques, aunque así sea denominado.

Cuando todos los sectores ortodoxos del aparato del PSOE movían los peones en contra de él para quitarlo de en medio, no puedo por menos que recordar las valientes palabras del presidente del Principado de Asturias, Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos quien nadando contra corriente no tuvo dudas en resaltar el trascendental cambio habido en Gijón durante los ocho años de mandato del alcalde José Manuel Palacio.

Quizás no logró más en aquella excepcional oportunidad histórica porque nunca se supo rodear de un imaginativo equipo compacto y coherente que supiese aprovechar las grandes oportunidades -donde el dinero estatal no faltaba para acometer grandes inversiones públicas- que tuvo aquel Gijón en crisis, para salir adelante con más bríos y sentase las bases de un próspero futuro industrial que siempre estuvo como la rosa de los vientos.

A José Manuel Palacio -quien no se llevó una sola peseta de las arcas municipales con su ejemplar austeridad personal, que después fue más bien olvidada por quien le sucedió en el despacho de la Alcaldía- hay que reconocerle que fue un buen alcalde de Gijón, aunque no supo dar entonces el dinamismo que necesitaba la ciudad por sus constantes dudas existenciales como consecuencia de su unidimensionalismo personal, pero le hicieron la cama de mala manera dentro del PSOE quienes tomaron los mandos del aparato con ideologías comunistoides y no le dieron una salida política honrosa como la que se merecía, tras tantos años de absoluta dedicación a nuestro Gijón del alma.

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