"Gijón fue una de las ciudades de España con mayor densidad de cines, más que Madrid, en términos comparativos". Así comenzó anoche, en la sede del Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, Rafael Suárez-Muñiz, geógrafo urbanista, su charla titulada "En recuerdo de los cines de Gijón: espacios de ocio en desaparición", que siguieron más de ciento cincuenta personas.

Explicó el conferenciante -que antes del próximo verano publicará el libro "Cines, teatros y salones de variedades en Gijón (1896-2018)", promovido por el Ayuntamiento dentro de la colección municipal "Memoria de Gijón"- que también fue en la ciudad, en el antiguo teatro Jovellanos, donde el 12 de agosto de 1896 tuvieron lugar las primeras proyecciones cinematográficas en Asturias, aunque, entonces, "como una variedad más". Se trata del teatro que estaba ubicado en la calle de Jovellanos, en el solar que ahora ocupa la Biblioteca Pública Jovellanos.

Otra aseveración de Rafael Suárez-Muñiz para explicar la importancia social que tuvo el cine en la ciudad y su concejo fue la gran cantidad de salas de proyección que llegaron a existir, más de medio centenar, tanto en el centro de la villa como en prácticamente todos los barrios y parroquias rurales, alimentadas por entidades como la Sociedad de Cultura e Higiene "para sacar a la gente de los establecimientos hosteleros, que denominaban centros de corrupción".

Divide el investigador las salas de proyección en tres categorías, desde los cines barraca, ambulantes y ligados a las ferias que se celebraban en el paseo de Begoña y su entorno, a los edificios cine, grandes inmuebles diseñados por los principales arquitectos que trabajaban en Gijón, como el cine Robledo (primero de la serie, inaugurado en 1917), el Hernán Cortes o el Arango, pasando por los cines pabellón, que ya eran permanentes pero no tenían pisos. Y para muestra un dato: el cine Los Campos tenía un aforo de 3.500 localidades.