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MARCOS ANTUÑA EGOCHEAGA | PRESIDENTE DEL CLUB DE TENIS

Un cerebro entre el tenis y la Ingeniería

El nuevo responsable de la entidad gijonesa, con brillantes resultados en su carrera profesional, tuvo en el fútbol su primer contacto deportivo

Un cerebro entre el tenis y la Ingeniería

Cuentan que los precisos movimientos de los jugadores de tenis cuando llevan a cabo un saque o la habilidad con la que los pianistas deslizan sus manos por el teclado durante un concierto requieren interacciones muy precisas entre la corteza motora y el resto del cerebro. Y Marcos Antuña Egocheaga (Gijón, 1967) cuenta con esa habilidad. El nuevo presidente del Club de Tenis desde la pasada víspera de Reyes sucede en la entidad a Félix Fernández, en el cargo durante las dos últimas décadas. Quienes le conocen esperan de él idéntico desempeño concienzudo y responsable al que practica a diario en su vida profesional. Este ingeniero de minas formado en la Universidad de Oviedo y economista por la UNED, fue estudiante brillante desde su infancia: desde el Colegio Jovellanos hasta el Instituto Jovellanos donde dio buena cuenta de su disciplina en el estudio, que le valió el premio "Jovellanos Habana" que distinguía el esfuerzo y la excelencia de su alumnado. "Es un cerebro, se dedica a tope en todo lo que se mete", afirman sus allegados.

No es de extrañar que ese carácter aplicado, meticuloso y esmerado le permitiera compaginar en la década de los ochenta del siglo pasado los estudios a distancia de Economía con su desempeño profesional como ingeniero en la antigua Hidroeléctrica de Cantábrico (hoy EdP España), donde actualmente ocupa el cargo de director de proyectos y nuevos negocios.

"Marcos es un fenómeno", dicen quienes mejor le conocen. Melómano, en sus ratos libres disfruta en casa de la ópera. Pese a su dedicación actual, su primer contacto con el deporte no fue de raqueta. Comenzó con el antiguo Juventus club de fútbol de Gijón. Al segundo año de incorporarse a sus filas el entrenador se fue y le llamaron del equipo rival, el Vanguardia. Él declinó la invitación, fiel al Juventus pero cuando le propusieron cambiar al balonmano dio un paso al frente y entró al Vanguardia. A medida que cumplía años fue probando otros deportes y llegó al tenis, primero en el Grupo Covadonga, adonde acudía con frecuencia junto a sus primos. También se integró en el equipo grupista y aunque no fuera brillante en el deporte, disfrutó siempre de las actividades de equipo. De aquella época guarda grandes amigos y muy buenos recuerdos.

El inicio de los estudios de Ingeniería de Minas supuso para él cierta distancia con la práctica deportiva. En la Universidad también destacó como estudiante brillantísimo. "Siempre fue un número uno", argumentan quienes compartieron con él aquella etapa. Su director de tesis, Jorge Díaz Caneja, mente preclara de la ingeniería en Asturias y uno de los impulsores de la central térmica de Aboño, fue quien le introdujo en el mundo profesional. Su llegada a EdP coincidió con un momento destacado para la eléctrica: la planificación del grupo II de Aboño. Otro momento interesante en su trayectoria profesional fue la puesta en marcha de los ciclos combinados. EdP inauguró en Navarra uno de sus primeros proyectos y a Antuña le tocó convencer de cómo una empresa asturiana podía abrir ese mercado. Y lo logró. "Le gustan los retos, es una persona meticulosa y todo le interesa", aseguran quienes trabajan codo con codo con él.

Para sus momentos de ocio en los últimos tiempos ha cambiado el tenis por el pádel "pero no abandona la raqueta", certifican sus compañeros en la pista. Es socio del Club que ahora preside desde hace más de cuatro décadas. Y desde su nueva atalaya como máximo responsable, su empeño es que cuando deje la presidencia del Tenis de Gijón "sea un club mejor que cuando lo cogí". También quiere fomentar una mayor participación de los 2.260 socios. A buen seguro que lo logrará.

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