Desde mediados del pasado siglo, cuando en 1953 y alentado por el gran Alfonso Iglesias empezó a publicar sus primeras tiras en LA NUEVA ESPAÑA, el nombre de Isaac del Rivero de la Llana ha sido uno de los cabos fundamentales de la historia del cómic en Asturias. Una vida de creador fértil, activista cultural en variados frentes, pues fue él quien creó la base de despegue de lo que hoy es el Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX), que se truncó ayer. El artista falleció a los 87 años, al agravarse la enfermedad de Alzheimer con la que combatió y a la que se resistió a entregar su contrastado amor y dedicación por los lenguajes de la imagen. Un fundador intuitivo.

"Fue un pionero en muchos sentidos, como dibujante pero también como editor y como creador del certamen de cine de Gijón", compendió ayer Isaac M. del Rivero, hijo del fallecido y otro de los nombres importantes del historietismo asturiano. Una opinión que suscribe Ángel de la Calle, también novelista gráfico y director de contenidos de la "Semana negra": "La historia del cómic en Asturias no se puede entender sin su figura; él es el comienzo, el que trae la modernidad y nos pone delante lo que pasaba en Europa y en el mundo", explicó. Y más: "Es cierto que antes estaba Alfonso (el creador de Pinón, Telva y su sobrino Pinín), pero vivía en Madrid y a nosotros, los que asomamos a la vida adulta en los años setenta, nos quedaba lejos". El dibujante de "Modotti" o "Pinturas de guerra", además de uno de los responsables de las Jornadas del Cómic de Avilés, completó el retrato de Isaac del Rivero: "Era un tipo amable y admirable en muchos aspectos, además de bueno y afable".

Nacido en Colunga en 1931, en una casa junto a la capilla de Santa Ana, llegó a Gijón siendo aún un niño. Y en esta ciudad, que le concedió su Medalla de Plata en 2012, transcurrió una vida en la que puso su atención y talento al servicio de la imagen como cifra e historia del mundo. Hay quien afirma que esa decisión de permanecer anclado en su raíz asturiana, así como su facilidad para enhebrar empresas culturales de calado, perjudicaron quizá su proyección como artista singular más allá de Pajares.

Antes de recoger el reconocimiento que le tributó su ciudad de acogida hace siete años, Isaac del Rivero recordaba su infancia de cinefilia y su autodidactismo atento, después de pasar la guerra entre las calles gijonesas y Piloña. Una esponja abriéndose a las aguas del arte y al torrente de la pantalla, la única entonces. Rememoró para este diario sus pasiones de niño inquieto: "Me conocía al dedillo todos los cines de Gijón, me colaba siempre que podía". Trabajó en El Musel, en un empleo por debajo de sus capacitaciones artísticas y fue publicista gráfico, oficio que también revolucionó al potenciar el cartelismo y los elementos gráficos en detrimento de la retórica escrita. No era fácil, en los años cincuenta y desde Asturias, ganarse la vida como dibujante de historietas. Así que después de "Niños", su primera obra conocida, se desempeñó aquí y allá en busca de los cauces a sus filias e inquietudes.

Así, en 1963, propuso al Ayuntamiento de Gijón la organización de un certamen de cine exclusivamente dirigido a los espectadores de menor edad. Nacía el Certamen Internacional de Cine para la Infancia y la Juventud. Lo dirigió hasta diciembre de 1981, cuando las desavenencias con el gobierno socialista gijonés de entonces por la fórmula elegida para dirigir la muestra provocaron la ruptura. Pero dejó puesta algo más que la simiente de lo que es hoy el FICX, uno de los grandes festivales cinematográficos españoles. Su director no escatimaba ayer esa parte de la historia, no siempre contada con la amplitud que se merece.

"La muerte de Isaac del Rivero es una noticia triste para nosotros porque él fue el fundador del festival", manifestó Alejandro Díaz Castaño. Y recordó cómo el FICX mantiene, en buena medida, aquel perfil de certamen para la infancia y la juventud. La sección "Enfants terribles" viene de ahí. Y también el mantenimiento de un jurado joven que emite sus propias opiniones sobre las películas que proyectan en Gijón.

Isaac del Rivero tuvo su rehabilitación como personaje notable de la historia del FICX en 2012, coincidiendo con el medio siglo de existencia del festival. La alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, le reconoció personalmente aquel trabajo. Díaz Castaño anunció ayer que el próximo sábado, en el Centro Pumarín-Sur, se homenajeará al fallecido antes de la proyección de "Entre dos aguas", la película con la que Isaki Lacuesta triunfó en San Sebastián y uno de los títulos del ciclo VOS, que organiza el FICX. "Leeremos unas palabras y le daremos un sentido y merecido aplauso en nombre del público asturiano".

"Se nos va el fundador de uno de los buques insignia de Gijón; Isaac del Rivero nos deja toda una vida de recreación audiovisual, un sinfín de publicaciones y un legado de ilustraciones que fueron recompensadas con numerosos galardones", señaló, por su parte, el concejal Jesús Martínez Salvador, presidente de Divertia, la empresa municipal gijonesa de la que depende el FICX. Y añadió: "Siempre le recordaremos por su incomparable compromiso con la promoción del cine, la ilustración y el cómic".

Aquella labor de muñidor cultural dio frutos como la Muestra Internacional de Publicaciones Infantiles y Juveniles, el Salón Internacional del Videocine de Oviedo o, ya en la década de los noventa, el Certamen Europeo de Cine Rural y de la Pesca, en Candás, y la Semana del Cómic. Esa brega le fue recompensada con premios en Valencia o en Barcelona.

Pero, como recordó ayer Ángel de la Calle, Isaac del Rivero era además un excelente contador de historias gráficas, además de un minucioso editor: "Películas y cómics del Far West" (1971), "Espolique" (1971), "La Rana Verde" (1978), "Tapón" (1989) o "El Gomeru" (1993). A partir de 1980 vuelve de manera más intensa al dibujo y al guión. Primero, a principios de la década, con "Dos historias del Oeste". Y en 1989 empieza una serie de incursiones en algunos de los grandes escritores y títulos de la mejor literatura asturiana.

Con los guionistas Paco Abril y Juan José Plans, Isaac del Rivero dedicó varios trabajos al ilustrado de Cimadevilla. Una obra que culminó en 1996 con la publicación de la monografía "Jovellanos". Dos años más tarde dio a la estampa su versión gráfica de "La Regenta", posiblemente la mejor novela española del siglo XIX, y aún volvería al Clarín de "Adiós, Cordera" y "Doña Berta". Con este último cómic obtuvo el premio "Alfonso Iglesias".

"Fue un abanderado del nuevo realismo que se asentó en los años setenta, pero pasado por el tamiz de los temas asturianos", explicó Ángel de la Calle. La Biblioteca Jovellanos, en Gijón, organizó en junio de 2015 una muy interesante exposición, "Laberinto de viñetas", en la que se proponía un recorrido por tres décadas del trabajo gráfico de Isaac del Rivero: desde los años ochenta, con páginas inspiradas por Lovecraft, hasta "Doña Berta".

Isaac M. Rivero destacó ayer esa facilidad de su padre para unir cómic, literatura y acuarela, por ejemplo. Y cómo el estilo fue cambiando por los problemas de una vista declinante: "Abandonó el gusto por el detalle, pero su pincel se hizo mucho más libre". Que se sepa, no deja inéditos. El funeral por el artista y gran emprendedor se celebra hoy, en el tanatorio de Cabueñes, a las cinco de la tarde. Un acto sencillo. Quería despedirse así.