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Una mujer pide revisar la custodia porque su exmarido no deja a su hija jugar al fútbol

El hermano, de 13 años, que lidera una campaña en las redes "por un deporte sin géneros", se negó a disputar un partido en solidaridad con la niña

Campos de la Escuela de Mareo donde los niños juegan al fútbol. JULIÁN RUS

Una gijonesa han emprendido una batalla de concienciación social, y también legal, para conseguir que su hija, de 9 años, pueda seguir jugando al fútbol, algo a lo que se opone frontalmente su exmarido, que ahora disfruta de la custodia compartida durante seis meses, cuando, en cambio, sí permite que su otro hijo, varón de 13 años, lo practique. "Nos parece kafkiano porque la explicación que ha dado su padre es que el fútbol es un deporte para niños", lamenta la madre de la pequeña, que confía en que su exmarido recapacite y permita a su hija volver a jugar al fútbol, sin tener que plantearse pedir la revisión del sistema de custodia compartida. "Lo único que pretendemos con esta denuncia pública es que la niña vuelva a jugar, y también que en la época que estamos, lamentablemente siguen pasando estos ejemplos de machismo", expone.

La pequeña en cuestión cuenta con el total apoyo de su hermano mayor, aventajado futbolista en las categorías infantiles del Real Sporting de Gijón. Ambos están apuntados, apoyados por su madre, en la escuela de fútbol de Mareo. "Mi hija hacía tenis y ballet, pero le propuse explorar otros deportes y hace un año se apuntó a fútbol", confiesa la madre, que prefiere mantener el anonimato por salvaguardar los intereses de sus hijos. "Al mes de empezar le pregunté si quería seguir jugando o probábamos otra historia, pero ella se lo pasa bien, disfruta y me pidió seguir", añade.

La pequeña, reconoce, "comenzó con muchas reticencias" en esta nueva aventura, pero pronto empezó a adaptarse a la nueva situación y quiere seguir adelante. "Ahora incluso juega a fútbol en el colegiosostiene la madre.

Todo iba bien hasta el pasado mes de diciembre. La expareja mantiene vigente la custodia compartida, que implica que los menores pasen seis meses al año seguidos con cada uno de ellos. "En enero le tocaba la custodia a mi exmarido, y comenzó a no dejar a mi hija subir a Mareo, ni a entrenar ni a llevarla a los partidos", confiesa esta madre gijonesa. Desde entonces la niña no ha pisado la ciudad deportiva del Sporting. No obstante, el agravio comparativo con su hermano, que sigue entrenando con normalidad, ya había comenzado mucho antes. "Él acudía muchas veces a ver los entrenamientos de mi hijo y, sin embargo, ni se acercaba a ver entrenar a la niña, cuando a veces estaba en el campo de al lado; ni siquiera fue a verla nunca jugar un solo partido, cuando del niño no se perdía uno", sostiene. "Nuestra sociedad dice que tiene superados algunos temas, pero la realidad es que no; esta situación es como volver a los años veinte", reflexiona la madre, empresaria con negocios por todo el mundo, que ya tiene el tema en manos de su abogado.

"Volverás a jugar"

"Volverás a jugar"La pequeña, disgustada por no poder entrenar con normalidad, según desvela su madre, tiene como mejor aliado a su hermano mayor, que a sus trece años trata de convencer a su padre para que la deje también a ella disfrutar del mismo deporte. De hecho, el pasado fin de semana, en señal de solidaridad con su hermana, el joven se negó a ir a jugar con su equipo pese a estar convocado para ello. "En el Sporting han sido muy generosos y comprensivos con él y con la situación", confirma la madre.

Es más, el joven ha lanzado una campaña en redes sociales, en las que comparte fotografías con su hermana vestidos ambos con camisetas rojiblancas, con el lema "Por un deporte sin géneros; volverás a jugar". Una campaña en redes que ha logrado el apoyo de muchos compañeros de equipo y familiares, que comparten su visión. "El gesto de mi hijo es de diez, si las generaciones que vienen tienen tan claro que eso es injusto y que niños y niñas tienen las mismas oportunidades, la sociedad cambiará, que es lo que pretendemos con esto", insiste esta mujer gijonesa, que ha solicitado un cambio de medidas.

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