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Una orquesta por la integración

La Fundación Siloé incorpora talleres musicales como herramienta terapéutica para personas con trastornos mentales

Alumnos y profesores, en plena clase. ÁNGEL GONZÁLEZ

La música es universal, une y cura el alma. Bajo este convencimiento, y amparados en varios estudios que así lo apuntan, los responsables de Siloé han puesto en marcha el primer aula de música para la integración en Asturias, en la que participan menores en riesgo de exclusión y mayores del programa "Prometeo" para la atención a personas con trastornos mentales. Acaban de empezar, pero los resultados son "muy buenos", aseguran.

El proyecto echó a andar a finales del año pasado en un aula insonorizada y que se nutre de instrumentos donados en su gran mayoría.

Además, los profesores de esta singular academia musical son los propios trabajadores de Siloé, varios de los cuales cuentan con estudios de Conservatorio, así como varios voluntarios que se han sumado a la causa para sacar adelante un aula "a la que se viene fundamentalmente a pasarlo bien", explican Susana González, directora de la Fundación Siloé, y Pablo Puente, director de programas de la entidad.

Una vez a la semana los chavales, una media de 15, acuden al aula y prueban un poco de todo: desde percusión hasta guitarra, piano, violín o flautas, pasando por el coro. Además, hay tres adultos con una media de 40 años que también se han entregado a la música como parte de una terapia "muy positiva contra la exclusión, que no pone límites ni barreras, que favorece el desarrollo personal y la integración, la autonomía y el acceso universal a la cultura", enumeran los responsables.

No en vano la actividad es completamente gratuita, porque "los niños que vienen aquí no tienen oportunidad de ir a conservatorios o academias, y de este modo tienen un contacto con los instrumentos y la música muy positivo", sostiene González. Ellos son los que marcan los tiempos, en función de sus gustos y habilidades, y "nos hemos encontrado con talentos potenciales que en el futuro podrían incluso desarrollar una carrera en esto", apunta el educador y profesor voluntario de guitarra José Francés.

La intención de Siloé es la de ahondar en el proyecto, dotándolo de más instrumentos y, si las cosas van bien, con personal de plantilla para dar una estructura y una organización al aula. "El sueño es llegar a crear una escuela de música social, al estilo de las que se han puesto en marcha en otros países como Venezuela o Brasil", apuntan Pablo Puente y Susana González.

Además, también barajan la opción de preparar actuaciones con los chavales, enfrascados en canciones como "No dudaría" de Antonio Flores o "Soldadito marinero" de Fito y Fitipaldis. "Sería interesante organizar algún evento para que ellos mismos vean el resultado y se motiven", apuntan los educadores, decididos a darle más impulso al proyecto con la colaboración de la concejalía de Educación.

De momento, han conseguido financiación de la Fundación EDP, unos 15.000 euros para la adquisición de más material como una batería o teclados pequeños para ensayar en los centros de menores.

Y así, soñando un poco, montar una gran orquesta social, la primera de España.

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