Un proyecto lleva tiempo cociéndose a fuego lento en la región. Se trata de la primera Asociación de Cocineras del Principado de Asturias, que ayer se constituyó de forma oficial con una veintena de socias provenientes de Gijón, Oviedo, Avilés o Puerto de Vega. Entre todas ellas, muchos puntos en común: todas son mujeres que se dedican de forma profesional a la cocina y que sienten pasión por el arte gastronómico hasta el punto de defenderlo a olla y espada.

"Hay en este grupo cocineras jóvenes y mayores; que están empezando o con muchos años de experiencia a sus espaldas; dueñas de restaurantes o trabajadoras, y referentes de la cocina tradicional o de la cocina más innovadora", explicó ayer en la asamblea constituyente su presidenta, Lara Rodríguez, chef ejecutiva del nuevo proyecto culinario del Acuario de Gijón.

"La sociedad está acostumbrada a que la mujer esté en la cocina. Pero queremos romper con eso, decir que no estamos porque tenemos que estar, si no porque queremos estar y queremos dar guerra", reivindicó Rodríguez ante sus copañeras.

Y, de hecho, ese es el leitmotiv principal de esta asociación: reivindicar el papel de la mujer en el mundo de la cocina profesional y la alta cocina. "Parece que los grandes chefs siempre tienen que ser hombres, aún cuando tradicionalmente la mujer está más unida a la cocina. Queremos reivindicar que nosotras también podemos serlo, que somos igual de buenas que ellos", aseveró la presidenta de la asociación.

La vicepresidenta de la entidad, Sara López, del catering "Flor de Cerezo", dejó claro que "no se trata de ir en contra de nada ni de nadie, solo hacer ver que nosotras estamos aquí". López incide en que "como pasa en todos los sectores, parece que las mujeres estamos siempre en la retaguardia. Tenemos que hacer presión y apoyarnos entre nosotras". La asociación, que está abierta a quien quiera unirse a ella -siempre que sea mujer y cocinera profesional- tiene "muchas ideas y objetivos por cumplir", comenzando por elaborar un libro de recetas de las integrantes de este colectivo, cenas benéficas y eventos como "show coocking" o mesas redondas.

"La gastronomía se lleva cada vez más en la sangre", analizó Rodríguez. Son muchas las madres y abuelas que meten a las chicas más jóvenes el gusanillo por la cocina. Una tradición que hace que el relevo generacional en el mundo culinario esté garantizado. Más aún porque, explica Rodríguez, "las nuevas generaciones vienen empujando fuerte, cada vez están más preparadas porque ahora hay muchos más medios", como las escuelas de cocina. Todo para que los fogones nunca se apaguen.