El conductor de autobús que salvó la vida a un adolescente que se atragantó con un regaliz tenía conocimientos en primeros auxilios y no dudó en intervenir cuando sintió el angustioso jadeo de uno de sus pasajeros, de 15 años, se estaba ahogando. "Lo primero que pensé fue que los chicos estaban de broma, pero el sonido gutural era muy real y no lo pensé, fui corriendo hacia él e hice lo que tenía que hacer; afortunadamente todo salió bien", explica el conductor Raúl Ron, que lleva tres años y medio al volante de los autobuses de la empresa municipal de transportes, Emtusa.

Todo ocurrió muy rápido. Raúl Ron, al frente de un vehículo de la línea 15, acababa de salir de la parada junto a la carbayera de Roces, en la carretera del Obispo. Eran más o menos las ocho de la tarde. Tras detenerse en el primer semáforo escuchó el jadeo incesante de un joven que acababa de subirse junto a otros compañeros con los que entrena en los campos de la Federación. "Miré por el espejo y le vi de pie con cara de miedo, eché el freno de mano y me fui corriendo hacia él", recuerda el conductor, que hace un año había recibido un curso de prevención de riesgos laborales y primeros auxilios junto al resto de trabajadores de Emtusa.

Gracias a esos cursos sabía realizar la maniobra de Heimlich, vital para salvar la vida de alguien. "Le puse en el pasillo, le cogí por detrás y le apreté dos veces en el abdomen; fue el propio chico el que me dijo: 'Para, para, que ya puedo respirar'", recuerda satisfecho Raúl Ron, de 37 años. "Luego le dimos un vaso de agua y estaba bien, pero todavía con el susto en el cuerpo; tuvimos suerte, nunca piensas que va a pasar algo así", confiesa Raúl Ron, que nunca había tenido que hacer frente a una intervención así.

La rápida actuación del conductor salvó la vida del adolescente, que según los testigos ya estaba poniéndose morado tras atragantarse con un regaliz. Raúl Ron puso en práctica la maniobra de Heimlich que le enseñaron en los cursos que impartieron a trabajadores de Emtusa hace un año, junto a nociones de RCP. "Es una maniobra sencilla que todo el mundo debería conocer porque salva vidas", reconoce el conductor del autobús, que insiste en que hizo "lo que tenía que hacer". "Sería aconsejable que todo el mundo supiera practicarla, porque muchas veces estamos en un banquete, en una boda o en una comida con la familia y puede ocurrir algo así; sabiendo hacer la maniobra, que es muy sencilla, salvas una vida", aconseja el conductor.

Cinco muertes al día

Cinco muertes al díaSegún las estadísticas, en España mueren cada día cinco personas por atragantamiento. De hecho, en Gijón, el caso más reciente y que conmocionó a toda la ciudad fue el del pequeño Thiago Leonel Guamán Bustos, que murió tras atragantarse con una uva en Nochevieja. En todos estos casos la recomendación pasa por animar a la víctima a toser dándole palmadas y si esto no funciona recurrir a la maniobra de Heimlich, tal y como llevó a cabo Raúl Ron el pasado jueves en el autobús. Una maniobra que dejó en un susto el incidente.