Más de 1.200 mujeres acudieron ayer al pabellón central del Recinto Ferial de Gijón con un objetivo claro y contundente: aprender a defenderse ante una situación de riesgo. "Cada vez nos sentimos más inseguras", señalaban varias participantes ante el éxito de la convocatoria

"Es una pena que tengamos que venir a seminarios como éstos para aprender a defendernos", explicaba Magdalena Alba, que acudió al seminario de krav maga -el sistema de defensa personal usado por el Ejército israelí- acompañada de otras amigas, con las que conforma "Desafío Guerreras", un club de running. "Desgraciadamente, estos talleres son muy necesarios tal y como está hoy el mundo. La mujer está en desventaja", explicaba Alba. Precisamente por ello crearon el club, para no salir a correr solas. "Nos da miedo, por eso solemos ir acompañadas y por lugares bien iluminados", afirmaba la corredora.

Junto a sus hijas de 12 años acudieron Sandra Castaño y Alicia Fernández. "Queremos saber defendernos, tener unas nociones básicas", explicaban las mujeres. "Se escuchan tantas cosas, que una ya tiene miedo", añadían. El temor es por su integridad, pero, sobre todo, por el de sus acompañantes. "Tener unas hijas preadolescentes es un miedo añadido", destacaban. Por eso les pidieron que fueran con ellas, "para que sepan reaccionar si están en peligro".

"Este tipo de cursos deberían estar incluidos en la educación reglada, todos deberíamos saber defendernos si sufrimos una agresión, y más las mujeres, que tenemos que ir más preparadas porque físicamente estamos en desventaja", enfatizaba Elena Megía, que añadía que ella y sus amigas cuando salen de fiesta suelen avisarse al llegar a casa. Aun así, aseguraba que "no creo que ahora haya más inseguridad que antes, sólo que los casos que hay se propagan más".

Con ella coincidía el organizador del curso, Armando Carriles, instructor del club Krav Maga Gijón. "Hay más inseguridad, pero como sensación. No creo que España sea un país más peligroso ahora que hace diez años. Es un país muy seguro y, dentro de él, Gijón más", explicaba Carriles, que añadía: "Hay un caldo de cultivo, un problema de violencia machista y de género, sumado a la influencia de las redes sociales, que hace que parezca que hay más de lo que en realidad hay".

Ello hace que cada vez más madres acudan con sus hijas a estas clases. En medio año, más de 70 niños se apuntaron a las clases infantiles de krav maga. "Y el 80% son niñas", enfatiza Carriles. En el seminario de ayer las mujeres aprendieron "cosas muy básicas, como saber defenderse de un bofetón" o que, en casos de extrema necesidad, se ha de atacar a "los ojos, la garganta o los testículos". También la parte mental "muy importante, para que sepan actuar bajo presión y no se bloqueen". Todo para lograr "que no tengan falsa sensación de inseguridad".