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"Sin tener culpa, estoy sufriendo siete veces más que ellas", declaró ante los magistrados en 1990

El entonces acusado se declaró inocente en el juicio y negó por primera vez, según relatan las crónicas, todos los cargos. "Sin tener culpa, estoy sufriendo siete veces más que ellas", explicó ante el tribunal que le condenó. Durante el juicio, en el que también declararon sus víctimas, se confesó inocente de todos los cargos. De hecho, su abogado defensor solicitó, sin éxito, la libre absolución de su cliente al entender que algunas de sus víctimas no le habían reconocido fotográficamente y que "los informes ginecológicos y forenses no apreciaron, en algunos casos denunciados, lesiones que indiquen la existencia de alguna agresión".

En el juicio también declararon las trece víctimas que llegaron a denunciar los hechos, unas por violación y otras por lo que entonces se llamaban abusos deshonestos. Todas ellas tenían edades comprendidas entre los 18 y los 28 años de edad. Una de sus víctimas quedó embarazada tras la violación, según se publicó entonces, pero se acogió a uno de los supuestos que estaban incluidos en la ley para poder abortar. Otra de ellas, en cambio, ya estaba embarazada cuando la violó y estuvo a tratamiento durante mucho tiempo. Los casos eran muchos, pero la sentencia dejó claro que los testimonios de todas las víctimas eran "precisos, claros e inequívocos". De ahí la condena final.

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