María José Peón tiene reconocida una minusvalía del 84 por ciento, requiere de un andador y de una máquina de oxígeno para desplazarse y precisa de asistencia para las labores de limpieza del hogar de forma diaria dados los problemas respiratorios que padece. Hasta ahora, mientras residía en El Berrón (Siero) contaba con una ayuda de dos horas tres días a la semana para la limpieza de su casa. Pero desde que reside en Gijón, desde el pasado mes de diciembre, ha dejado de recibir esa ayuda a domicilio. "Me ofrecen a alguien que venga a cocinar, pero me dicen que no pueden mandarme a nadie a limpiar dos horas seguidas a casa", lamenta la mujer, de 51 años, quien sostiene que "esa no es la ayuda que necesito; para cocinar me arreglo, pero necesito limpieza por mi problema de salud", lamenta.
Su caso se debería haber resuelto con un traslado de expediente y con la concesión de los mismos servicios que le prestaba en Siero la empresa de ayuda a domicilio que la atendía. Pero el problema es que "en Gijón la empresa es otra y todo son problemas desde Servicios Sociales", lamenta la beneficiaria, que lleva desde el pasado mes pagando a una persona de su bolsillo para ayudarla con las tareas que precisa "cuando tengo reconocido mi derecho a un Programa Individual de Atención", denuncia.
La falta de soluciones desde hace ya varias semanas la ha obligado además a desplazarse varias veces al centro, donde "los servicios sociales no han sabido atenderme, no me han arreglado nada y no me han ofrecido otras soluciones cuando veo que no sea tan complicado", asegura. "Me han dicho que ponga una reclamación y con eso me despachan, pero llevo un mes sin la ayuda a la que tengo derecho y eso a ver quién lo paga", sostiene "indignada" con el trato recibido.
