El juez José Antonio Seijas Quintana (Zaragoza, 1984) vivió ayer en Gijón un emotivo homenaje por parte del Colegio de la Abogacía tras su jubilación hace unos meses como magistrado de la Sala Primera del Tribunal Supremo tras 45 años de carrera judicial. Un reconocimiento en forma de fotografía para agradecerle su "intensa colaboración con la labor de formación" que se imparte en el colegio, cuyo decano Sergio Herrero presentó ayer la cita.

El recuerdo del que le hicieron entrega a Seijas Quintana, asturiano de corazón tras más de una década al frente de la Audiencia Provincial de Oviedo, era una foto de la inauguración de la sede del colegio en Cimadevilla, una magen en la que el magistrado posaba junto al anterior decano Agustín Antuña Alonso, la alcaldesa de entonces Paz Fernández Felgueroso y el actual decano Sergio Herrero. Como respuesta al homenaje, Seijas Quintana compartió sabiduría jurídica con los presentes, que abarrotaron el salón de actos del colegio, en forma de nociones jurídicas sobre las últimas sentencias firmadas por la Sala Primera del Tribunal Supremo.

Los temas que abarcó la clase magistral fueron muchos, desde los Índices de Referencia de Préstamos hipotecarios (IRPH) hasta la última sentencia que Seijas firmó antes de su jubilación como fue la que prohibía a los padres divorciados vivir en el domicilio familiar con su nueva pareja. Una sentencia, explicó, que ya ha sido cuestionada por otro fallo judicial, de la Audiencia Provincial de Oviedo, en base al interés del menor. No faltaron alusiones a la reponsabilidad civil de médicos y abogados en su ejercicio profesional, los temas mercantiles o las compraventas simuladas.

Seijas Quintana también aprovechó la ocasión para criticar las tertulias en las que se acusa a los jueces de beneficiar a los bancos. Su intervención de ayer estuvo plagada de ejemplos que desmontan esa acusación.