Unión de Comerciantes y Federación vecinal son, por méritos propios, dos fuerzas vivas de la ciudad. Lo son por su labor con sus asociados pero, sobre todo, por su influencia en el global de la ciudad, construyendo con su esfuerzo y dedicación gran parte de lo que hoy es Gijón. Por ello, para analizar el presente, discernir el futuro y, sobre todo, repasar el último cuarto de siglo de la ciudad, los mismos 25 años que cumple la edición gijonesa de LA NUEVA ESPAÑA, Carmen Moreno -gerente de la UCO- y Adrián Arias -presidente de la FAV- protagonizaron el primer debate que este periódico organiza con motivo de la efeméride.

"Gijón es una ciudad con alma rebelde, solidaria y apegada a la calle y al barrio", analizó Adrián Arias, que recordó que en aquel año 1994 se inauguró la estación depuradora conocida como La Plantona, "un debate que sigue goteando", ejemplo de la sempiterna lucha vecinal contra la contaminación. Para el presidente vecinal, "hoy en día falta un modelo de ciudad, que hay que construir conjuntamente gracias a un sentimiento de transformación social".

Algo que no ocurría hace 25 años, donde pervivía un "Gijón contestario que, con sus luces y sombras, fue conquistando pedacitos de ciudad". Es el caso del centro de salud de Zarracina, la implantación de la radioterapia en la ciudad, o la influencia en la organización urbana gijonesa, con la peatonalización de la Avenida Schultz como ejemplo. "Hicimos la ciudad como es hoy: compacta, social y con barrios que son ciudades dentro de la ciudad, con un gran sentimiento de pertenencia".

Parte de la culpa de ello la tiene también la Unión de Comerciantes. Moreno rememoró el cambio de una asociación voluntarista a una profesionalizada, donde se incluyeron comerciantes de otras zonas, no solo del centro. "Luchamos en conjunto para encontrar las soluciones a los problemas que teníamos", recordó Moreno.

Por ejemplo, "se consiguió que la ciudad cambiase desde el punto de vista urbanístico", logrando mejorar la limpieza, seguridad o alumbrado de las principales calles comerciales. "Pasamos de tener un eje Corrida-Los Moros a ser una ciudad comercial", enfatizó.

Una ciudad que ahora se encuentra en un momento crucial, con grandes ejes motores de futuro sobre la mesa, como el Plan General recientemente aprobado o el plan de vías. "No hay días históricos, la ciudad se hace día a día", sentenció Arias, "no se hace a base de grandes planes firmados en grandes despachos, sino con la lucha diaria de muchas personas". Así, Arias pidió "trabajar sobre planes concretos, no generales, que son los que cambian la ciudad". Y para ello, tiene clara la fórmula "trabajar como siempre: remangándonos, sin aspavientos y luchando en lo concreto".

Con él coincidió Moreno. "Tenemos que hablar del efecto social fundamental del comercio en la ciudad", dictaminó para explicar que "los grandes planes dicen hacia dónde debe ir el barco, pero lo importante es el día a día". Como ejemplos, definir en el PGO las calles comerciales y el tamaño de los locales "para permitir que los ciudadanos puedan abastecerse sin vehículo, mejorando la movilidad".

Con la vista puesta en el Gijón de los próximos 25 años, ambos coinciden en que "es el tejido asociativo el que tiene que marcar la agenda, no las instituciones, porque tiene capacidad para ello y estamos dispuestos a hacerlo", explicitó Arias. "Desde un punto de vista civil, Gijón necesita un revulsivo para poder sumar fuerzas y que la influencia sobre la vida social sea aún mayor", aseguró Moreno, que enfatizó que "la gente confía más en sus asociaciones que en la representación de las instituciones, que están en crisis por su propia deriva". Todo porque, entienden ambos, "los problemas se solucionan mejor desde el conocimiento que da el día a día", el que tienen tanto vecinos como comerciantes. A fin de cuentas, y pensando en el próximo cuarto de siglo, "Gijón tiene a su disposición todos los elementos para ser una ciudad de vanguardia".