Rollitos picantes al estilo asiático, sopa de patata de receta alemana, congrio a la francesa y pastel de baklava de origen turco. Este fue parte del menú degustado ayer por la cincuentena de comensales de la Escuela Oficial de Idiomas que participaron, como manda la costumbre, en las jornadas gastronómicas anuales de la Escuela de Hostelería y Turismo de Gijón. La actividad, que pretende que los aprendices de cocina pongan en práctica recetas culinarias propuestas por la escuela de idiomas según la cultura de cada país, se desarrollará también durante el día de hoy y de mañana.

El profesor Alberto Villacampa y sus 15 alumnos se encargaron del menú de esta primera jornada. El entrante, un rollito de tortilla con tofu y fideos chinos, sirvió para que los estudiantes descubriesen la relevancia que el picante tiene en la cultura asiática. "Para conseguir ese toque utilizamos curry verde, amarillo y rojo y salsa de soja, que son ingredientes muy poco utilizados en nuestra dieta habitual", concretó el docente, que añadió que el primer plato, un matelote de congrio, fue el más laborioso del listado. "Lo tuvimos en adobo doce horas y lo hemos marinado y sellado. La salsa se tuvo que elaborar por separado y necesitó una hora de cocción y otra de reducción", explicó. Por los comentarios de los comensales, sin embargo, la propuesta más aplaudida fue el "roast beef", una receta de ternera inglesa, y un "pudding yorshire" de aperitivo. "Es una prueba más de que no valoramos la cultura gastronómica española. Los ingredientes utilizados en el pudding son los mismos que los que empleamos para hacer frixuelos", aseguró Villacampa.

Junto a los pinches de cocina, ayer también se pusieron a prueba los alumnos de servicios de restauración (camareros y empleados de atención al cliente). Según una de sus estudiantes de la Escuela de Hostelería, Jennifer Pulgarín, este tipo de citas les permiten poner en práctica los nuevos protocolos que exige el sector. "Los camareros buscamos un plus formativo que a día de hoy está muy demandado, porque los hosteleros ya no quieren dar el servicio de los típicos chigres de antes. Ahora se busca más seriedad", comentó. Los futuros camareros también pasaron la prueba con nota. Milagros Torre y dos de sus amigas, estudiantes del nivel medio de inglés, reconocieron haber comido en restaurantes con peor servicio al prestado por los alumnos. "No deberían estar nerviosos, están perfectamente preparados", aseguró.