La figura de las sociedades profesionales ha suscitado en los últimos tiempos varios debates por su finalidad y por el empeño de la Agencia Tributaria de acreditar que esas sociedades son en realidad sociedades interpuestas simuladas para que quienes las integran paguen menos impuestos. Nada más lejos de la realidad, como defendió ayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón el catedrático de Derecho Financiero y Tributario en la Universidad de Oviedo, José Pedreira, quien trató de arrojar luz sobre esta figura tan en el debate público.

Las sociedades profesionales "están admitidas en nuestro ordenamiento jurídico y se regulan en la ley de Sociedades Profesionales. Son aquellas sociedades que tienen por objeto el desarrollo de una actividad profesional que requiera titulación universitaria oficial, como médicos o abogados", explicó el profesor, introducido por el abogado y delegado de la Asociación Española de Asesores Fiscales Rubén Cueto. No obstante, existen también sociedades que son constituidas por otro tipo de profesionales para explotar algunas de sus actividades económicas, como los artistas o los deportistas "pero ya no están acogidas al régimen de dicha ley y son las que han dado lugar a casos más mediáticos: Ronaldo, Messi, Concha Velasco, Maxim Huerta..." señaló el experto antes de dejar claro que estas sociedades "no son una 'tapadera' para evadir el pago de impuestos", si bien "lo que permiten es diferir la tributación a un momento posterior, que es lo que suelen buscar deportistas y artistas para evitar la progresividad del IRPF".

"Es más, en algunos supuestos, si toda la operación fuera enlazada en el mismo año teniendo una sociedad hasta se pagaría más que tributando sólo en el IRPF. Por tanto, esta afirmación tantas veces escuchada no es cierta", alerta el profesor, para quien el problema radica "en que el tratamiento fiscal de los gastos deducibles no es el mismo en el IRPF que en el Impuesto de Sociedades; los problemas que hay a la hora de deducir gastos vinculados a las actividades es lo que anima muchas veces a constituir sociedades", explicó.

La progresividad del IRPF es "muy alta" a partir de 50.000 euros, lo que hace que "un profesional con un buen año o un deportista con una carrera corta pague mucho en esos años, de ahí que intenten diferir el impuesto a través de sociedades para repartir la tributación en un plazo temporal más largo". "Los impuestos deben ser progresivos, pero no desincentivar el trabajo de un profesional, como ocurre ahora mismo", defendió Pedreira.