Dos hombres encapuchados, con aplomo y mucha profesionalidad, entraron ayer a robar en una sucursal bancaria de la avenida de Portugal a primera hora de la mañana, antes de que la oficina abriese sus puertas, para llevarse un importante botín después de maniatar a los empleados y a la limpiadora, que resultaron ilesos y pese al susto no necesitaron atención médica. Los ladrones, a los que ya busca la policía, lograron huir a pie del banco, aunque se sospecha que pudieron haber dejado un coche aparcado en las inmediaciones. La principal hipótesis que manejan los investigadores es que estos dos individuos son los responsables de varios atracos en la región, en concreto uno perpetrado en diciembre en la calle Tenderina Baja de Oviedo y otro en mayo, en Colloto.

Los empleados de la sucursal atracada, una oficina de la Caja Rural de Asturias, comenzaban a llegar a su puesto de trabajo como un día normal, sin percatarse de que dos hombres de entre 50 y 60 años y que rondaban el 1,70 y 1,75 cm de estatura estaban al acecho. Pasaban apenas ocho minutos de las ocho de la mañana cuando estos dos individuos, con sus rostros tapados -llevaban gafas de sol, bufanda y gorras y capuchas- aprovecharon la entrada de uno de los empleados para acceder a la sucursal justo detrás de él. Una vez dentro, advirtieron a los empleados de que venían a atracar el banco y que si colaboraban todo sería muy rápido, acabarían pronto y nadie saldría herido. Para ello utilizaron un tono amenazante y autoritario que daba muestras de su experiencia previa en atracos, según desvelaron los testigos presenciales en su primera declaración, que podría aumentar en contenido a medida que avance la instrucción del caso.

En todo momento, los dos hombres dieron instrucciones cortas y claras de cómo debían proceder los trabajadores de la sucursal. Tras las amenazas, los dos atracadores optaron por maniatar a los presentes con unas bridas, les pusieron de rodillas y mirando hacia la pared para que no les pudiesen reconocer. Al tiempo, les amenazaron con utilizar sus armas si no les hacían caso y colaboraban, aunque en ningún momento -según los investigadores- exhibieron arma de fuego alguna. No obstante, una de las empleadas sí declaró que en un momento en el que se giró hacia ellos vio lo que podría ser la culata de un arma de fuego entre las ropas de uno de los delincuentes. De hecho, en los dos atracos de Oviedo y Colloto que presumiblemente también perpetraron en 2018 sí que exhibieron armas para llevar a cabo su acción.

Los atracadores -según los testigos no tenían ningún acento específico y por tanto se estima que sean españoles- estuvieron alrededor de veinte minutos en la sucursal. Ambos eran conscientes de que hasta las 8.30 horas lo abrían sus puertas al público, por lo que tenían tiempo suficiente -más de veinte minutos- para llevarse un amplio botín. No obstante, y para llevar a cabo su fin, dejaron sin maniatar a uno de los trabajadores para que les ayudase a abrir la caja fuerte, cuyo funcionamiento era perfectamente conocido para los atracadores.

Una vez lograron el dinero de la caja fuerte que había en ese momento en el banco emprendieron su huida a pie, aunque la principal tesis que manejan los investigadores -los encargados del caso son los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV)- es que hubiesen dejando un coche aparcado en las inmediaciones. Ni siquiera se descarta que un cómplice aguardase al volante para aligerar la huida. La avenida de Portugal, de hecho, es una vía amplia que facilita el escape de la ciudad a los delincuentes tras este tipo de delitos. Es por ello que se activó un operativo de búsqueda.

Una vez se quedaron solos en la sucursal, el empleado al frente de la misma alertó al centro de control de la Policía Nacional de lo ocurrido. Eran las 8.20 horas y una patrulla se personó de inmediato en la zona. Después, acudieron agentes de la Policía Científica para realizar una exhaustiva inspección ocular para recabar pruebas y recoger vestigios que complementen la investigación. Al tiempo, se revisan las cámaras de seguridad del banco -que captaron a los dos individuos- y las de tráfico de la avenida de Portugal y de otros comercios con cámara exterior. Los empleados de la sucursal, tras declarar en Comisaría, cerraron la oficina y colocaron un cartel en la puerta explicando que "por problemas técnicos" permanecerían cerrados durante todo el día.

A primera hora

Todo ocurrió muy rápido y con mucha discreción. Además, a esas horas, pocos comercios habían abierto ya sus puertas al público y pocos peatones se encuentran por la calle. Ayer, apenas alguna cafetería próxima había comenzado la actividad, pero en todos los casos aseguraron que no se habían percatado de nada de lo ocurrido hasta la llegada de la patrulla policial, cuando los ladrones habían escapado con el botín.

El sigilo, la profesionalidad y la rapidez empleada por esta pareja de delincuentes ha hecho que la Policía Nacional vea similitudes con otros atracos cometidos a bancos en Asturias en los últimos meses, una hipótesis sobre la que se trabaja y que tratan de confirmar los agentes de la UDEV. De hecho, el "modus operandi" empleado ayer en Gijón coincide milimétricamente con el empleado en un atraco, cuando dos hombres accedieron a primera hora de la mañana a una oficina de la calle Tenderina Baja, también de Caja Rural, donde maniataron con bridas a los empleados antes de llevarse el dinero de caja fuerte.

En Colloto, en mayo, también hubo un atraco similar en el que se llevaron 80.000 euros. Entraron a primera hora, y ataron también con bridas a los empleados. Es por ello que todo apunta a que el botín logrado en Gijón es también muy elevado. La Policía trabaja ahora de forma coordinada para identificar y detener a los responsables y, determinar finalmente la relación de todos estos asaltos.