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Atracadores con cuerda y reloj en hora

Los delincuentes del reciente asalto a la sucursal de la avenida de Portugal siempre actúan temprano, van encapuchados y dejan atados a los empleados

Los atracadores, encapuchados, durante el asalto a la sucursal de la avenida de Portugal. LNE

Una pareja de delincuentes con experiencia, determinación, aplomo y notable profesionalidad para cometer atracos limpios a bancos y en los minutos necesarios para hacerse con un gran botín antes de huir sin que los empleados puedan alertar a la policía. Ese es el perfil criminal de los dos hombres de entre 50 y 60 años de edad que el pasado martes asaltaron una sucursal de Caja Rural de Asturias de la avenida de Portugal para llevarse todo el dinero. Dos delincuentes a los que siguen la pista los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), encargados de la investigación.

El "modus operandi" empleado por los atracadores, que según los rehenes medían entre 1,70 y 1,75 metros, hace barajar a los investigadores, como principal hipótesis, que se trata de los mismos autores de al menos otros atracos cometidos en bancos de la región, en concreto en Oviedo y en Colloto, donde se llevaron, de este último, alrededor de 80.000 euros.

El proceder de ambos sospechosos es calcado paso a paso en los tres atracos que se les atribuyen, en principio, en la región. El punto de partida es elegir una hora del día con poca actividad en la calle y en la que la sucursal esté lo más vacía posible. Son conscientes de que si el banco abre sobre las 8.30 horas al público, los empleados comienzan a entrar sobre las ocho de la mañana para tenerlo todo dispuesto. Es en ese momento cuando acceden al interior de las sucursales, aprovechando siempre la entrada de uno de los trabajadores en el caso de que la puerta permanezca cerrada.

Antes de entrar, se aseguran de ir con el rostro bien cubierto. Para ello utilizan gafas, bufandas, capuchas o gorras. Poco se les ve para que ni los testigos ni las cámaras de seguridad puedan identificarles. Su tono autoritario, frases cortas y órdenes concretas a los empleados deja meridianamente claro su profesionalidad y que el atraco Para mayor tranquilidad de ellos, utilizan bridas para maniatar a todos los presentes en el banco, así evitan que ninguno pueda alertar a la policía.

En el atraco de Colloto emplearon una pistola para meter miedo a los empleados, mientras que en Oviedo exhibieron "un objeto intimidatorio" que en su día la policía no concretó. Nada de eso ocurrió en Gijón, aunque sí que hicieron referencia a que llevaban armas y que no les obligasen a utilizarlas. De hecho, una de las trabajadoras refirió haber visto lo que parecía la culata de un arma de fuego entre la ropa de uno de los atracadores.

Tan solo dejan a uno de los empleados sin atar para que les ayude con la caja fuerte y les entregue el dinero. Luego, con el botín en la mano, huyen a pie del lugar antes de la hora de apertura de la oficina, con tranquilidad y sin aspavientos para evitar levantar sospechas. Nadie del exterior se percata de nada. No es hasta su huida que los empleados alertan a la policía, lo que imposibilita la detención de los atracadores por muy rápido que vayan los agentes, que creen que estos individuos aparcan un coche en las proximidades de los bancos atracados. No obstante, la investigación sigue abierta e implica a todos los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado de la región dada la capacidad que tienen los delincuentes para actuar por toda Asturias.

Los casos más sonados

Los casos más sonadosLos atracos a bancos no son los delitos más habituales en la ciudad, pero con cierta periodicidad se producen en los últimos años. La mayoría de sus protagonistas, como estos últimos, suelen ser reincidentes. En marzo de 2017 Pablo P. G. protagonizó un atraco al entrar con una pistola simulada a robar en un banco de la avenida de Constitución. Había nueve rehenes en el interior, que fue liberando poco a poco gracias a la negociación con la Policía Nacional. En su caso acudió a robar para poder comprar droga. Por ello fue condenada a tres años de cárcel.

Antes de que él hubo más delincuentes habituales en este tipo de lides. Uno de ellos fue el italiano Giuseppe Vivaldi, cazado en octubre de 2008 cuando asaltó una sucursal de la calle San Bernardo. A este hombre, que entonces tenía 65 años, se le atribuían hasta cinco atracos más en Oviedo y Gijón. En 2015 fue detenido otro hombre, entonces de 49 años, después de cuatro atracos a bancos de Gijón e intentarlo en un quinto.

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