Dieciséis años hace que la amistad entre un gran grupo de empresarios y personalidades de los concejos de Gijón y Bimenes se ha ido reforzando gracias a una celebración que ya se ha convertido en tradición para ellos. Y es que, la fiesta de San Valentín es la excusa perfecta para que cada mes de febrero 120 personas se reúnan en el marco del hotel Kaype de la localidad de Barru, en Llanes, para pasar una velada de buena comida, música y ambiente.

Así, parejas de todas las edades acuden sin falta a la llamada de Ángel Martínez Tárano, el incansable organizador de esta esperada fiesta y responsable del grupo "La Gaita de Gijón-Amigos de Llanes". Un grupo que en esta ocasión ha querido homenajear a dos de las parejas que llevan más años acudiendo a la cita con el concejo llanisco por haber sido trabajadores infatigables en sus respectivos negocios de la hostelería gijonesa y que ahora disfrutan de la muy merecida jubilación. Abelardo Huerta y Erundina Fombella, propietarios del restaurante "Abelardo", y Alberto González y Ana Jurado, dueños de la cafetería "Troya", recibieron los aplausos y el calor de sus amigos, que quisieron reconocer su "amabilidad, simpatía y carácter de buena gente". Los cuatro homenajeados confesaban recibir este reconocimiento "encantados y con mucha ilusión", sobre todo por tratarse de una "gran sorpresa".

Como obsequios, y para que nunca olviden este entrañable reconocimiento, el grupo entregó a las dos mujeres un ramo de flores y una caja de bombones, mientras que los dos hombres se llevaron a su casa la escultura de una gaita y un babero, el distintivo del grupo.

Pero ellos no fueron los únicos que se marcharon a casa con las manos llenas, pues durante la velada se sortearon numerosos regalos, como un jamón varios estuches de vino, una gran cesta, embutidos de gran calidad e, incluso un juego de toallas y una maleta.

Tras la cena, no podía faltar el tradicional baile para poder dar por finalizada la velada, que este año corrió a cargo del trío "La Orquestina", con Tere Rojo al frente. El mejor broche para una noche de celebración de la amistad.

Los comensales disfrutaron en Barru de un menú compuesto por crema de bogavante con espárragos trigueros y su coral, lomos de lubina en salsa de hongos y risotto de verduras, jarrete de lechazo de castilla braseado sobre cremoso de patatas y, como postre, barbarois de melocotón con chocolate blanco, todo ello regado con una gran selección de vinos.