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Susana García López: "Las mujeres africanas de mis fotos conservan la belleza y la dignidad"

Profesora de la Universidad de Oviedo durante casi cuatro décadas, muestra en una exposición las imágenes de sus largos viajes por el norte de África

Susana García López, ayer, junto a algunas de sus fotografías. ÁNGEL GONZÁLEZ

Ha tenido que "sacrificar", como ella misma dice, muchas otras imágenes tomadas a lo largo de treinta años por la compleja faja de un territorio de más de doce mil kilómetros cuadrados del norte de Africa. Pero las cincuenta y dos fotos seleccionadas se erigen como el documento vigoroso de una realidad no demasiado conocida en Occidente y, además, como la reivindicación de una manera de enfrentarse a la vida cotidiana. Y también, quizás, a una forma de entenderse con la obligada austeridad y las asechanzas de un paisaje casi siempre duro, cicatero con los humanos. "Estas mujeres no han perdido la belleza y tampoco la dignidad", afirma Susana García López.

Doctora en Geología y profesora durante casi cuatro décadas de la Universidad de Oviedo, inauguró ayer en el Centro Antiguo Instituto la exposición "Belleza olvidada". Un recorrido protagonizado por los rostros de las mujeres que habitan el Sáhara, pero también las costas del Mar Rojo. el Atlas o el Sahel. La profesora retrata así miradas moras, bereberes, bejas y de etnias que pueblan esos espacios con sus propios signos culturales. "Llevan siempre algo en su cuerpo que las identifica como pertenecientes a un determinado grupo", explica, antes de encadenar: "Utilizan todo lo que está a su alcance y mantienen sus peinados, sus adornos, su creatividad... aunque, desde hace unos años , se nota una mayor presencia de productos chinos, por ejemplo".

"Belleza olvidada", a cuya inauguración asistieron la directora de la Fundación Municipal de Cultura, Raquel Huergo, y la responsable de área de España e Iberoamérica de la Universidad de Oviedo, Laura Galguera, está dividida en secciones que se ocupan de las mujeres nómadas o de las que pertenecen a grupos sedentarios. Hay una cuidada atención, asimismo, a la mirada como expresión de la presencia. Y, por supuesto, a algunas de las actividades diarias junto a las humildes moradas, con sus ajuares mínimos: la molienda del grano o los inevitables acarreos hasta el pozo en busca del agua imprescindible.

Es una muestra, no está de más insistir, en la que manda el rostro femenino y su apasionante variedad: adornos, marcas... los rictus graves y las sonrisas. "Expresan su identidad a través de su físico", dice la fotógrafa, que incluye en la exposición un par de mapas para que el visitante adquiera una noción de los territorios en los que viven las protagonistas de estas imágenes. Grupos culturales distintos. "Por la mirada, sé si puedo o no hace la foto; hay siempre algún gesto que delata cuando puede haber problemas", dice. La profesora dará sendas conferencias (días 4 y 7) sobre su trabajo en la Universidad de Oviedo y en el Antiguo Instituto.

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