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Gijón en retrovisor

Rehabilitadas las fachadas gijonesas del polémico "martillo" de Capua

Aquiles Tuero, promotor musical de Quintueles afincado en la ciudad de Nueva York, desmintió que el tenor José Carreras tuviese sida

Las fachadas de Capua que fueron rehabilitadas. LNE

Tras finalizar la larga polémica de décadas sobre la conveniencia o no de demoler el famoso "martillo de Capua" -en una de cuyas viviendas se rodaron algunas escenas de la oscarizada película "Volver a empezar"- el gobierno del Principado, a través de la Consejería de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente le concedió al Ayuntamiento financiación para las obras de remodelación de edificios que considerasen emblemáticos. Aunque el grupo de Alianza Popular propuso que se diese prioridad a la zona de la calle de Rodríguez Sampedro para mejorar aquella abandonada fachada marítima de la ciudad, el grupo del PSOE optó por las casas del "martillo" de Capua, con lo que definitivamente quedaba consolidada aquella manzana que pretendió demoler en los años treinta del siglo pasado el alcalde anarquista Avelino González Mallada, dentro de su ambicioso proyecto de ordenación racional del centro de la ciudad. El mantenimiento del "martillo" de Capua fue aconsejado -en contra de la opinión de muchos que argumentaron que carecía de sentido, dado que iba a ser una rémora para el tráfico de la ciudad- por el equipo del Plan General de Ordenación Urbana.

Nuevas gestiones para la creación de la "autopista del mar". Nuevos caminos se abrían para las comunicaciones asturianas: aquel año de 1987 fue inaugurado el puente de los Santos -lo que evitó aquel sinuoso recorrido para ir hacia Galicia por Castropol y Ribadeo- y Alsa inició el viaje de Gijón hasta Madrid y viceversa por la autopista del Huerna.

La gran asignatura pendiente de la creación de una línea de ferry entre Gijón y la Bretaña francesa dio un paso muy importante adelante cuando el alcalde de Lorient y diputado de la Asamblea de Francia, Jean Yves Le Drian visitó Gijón para consolidar institucionalmente todo lo hablado hasta entonces, tras la visita de una treintena de delegados bretones a las instalaciones del Musel para establecer una línea de potenciación comercial turística desde Nantes hasta Gijón. Así se retomaban las gestiones realizadas por el consejero de Industria Jesús Fernández Valdés y su director general José Ramón Fernández Costales para hacer realidad una nueva vía a través de la denominada "autopista del mar". Su interlocutor fue el presidente de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Gijón, Claudio Fernández Junquera. El planteamiento que se hizo entonces fue que la potente naviera francesa "Britany Ferries" -que ya operaba desde Santander- utilizase uno de sus barcos para esta nueva vía de conexión marítima que siempre se entendió como algo fundamental, aunque los resultados comerciales no siempre resultasen satisfactorios. Más o menos seguimos en las mismas.

Los problemas de contaminación de la playa. Desde luego que nunca hay nada nuevo sobre el sol y tampoco han sido diferentes los problemas que cíclicamente padece la bahía de Gijón -gobierne quien gobierne, dado que no se trata de responsabilidades políticas- por lo que el concejal encargado de esos temas, Marcelo García, calificó de "terrorismo verbal" los datos de la Consejería de Sanidad sobre la contaminación de la playa de San Lorenzo el alcalde Areces, como no podía ser menos, lo respaldó al asegurar que la playa de Gijón era una de las más limpias del litoral Cantábrico.

La deuda y los sueldos en el Ayuntamiento también aumentaron. Al abrir los cajones de las cuentas se descubrió que el Ayuntamiento tenía una deuda pendiente de cuatro mil setecientos millones de pesetas, lo que le obligaba a pagar cada mes ochenta y cinco millones de pesetas entre intereses y amortizaciones. Cinco años atrás la de duda ya se elevaba a mil ciento quince millones de pesetas y en el balance de tesorería se ocultó el dato de un préstamo suscrito antes de las elecciones municipales con la Caja de Ahorros de Asturias de quinientos millones de pesetas para equilibrar el Presupuesto General Ordinario de 1987. El alcalde Areces le quitó importancia al asegurar que no era angustiosa la deuda municipal por lo que solicitó otro crédito de quinientos millones de pesetas a la Caja de Ahorros de Asturias que, como era de esperar, no se lo negó. La deuda, pues aumentaba.

Desde Madrid, el Comité Federal del PSOE recomendó a sus cargos públicos en toda España que no se subieran el sueldo. El alcalde Areces haciendo caso omiso a aquellas advertencias pasó a cobrar unas trescientas cuarenta y cuatro mil pesetas -un ciento cuatro por ciento más que su antecesor- y a los dos tenientes de alcalde con liberación total -María José Ramos y Jesús Morales- se les asignó un nada desdeñable sueldo de doscientas treinta mil pesetas. El alcalde Areces tenía muy claro que había que pagar los favores prestados a quienes fueron fundamentales en la fontanería política para su toma de poder. Dado que los concejales de Alianza Popular no tenían nada claro cómo se iban a afrontar aquellos gastos optaron por renunciar a las sesenta mil pesetas que les correspondían. De ahí que para ahorrar gastos o así, Juan Álvarez quien fuera asesor personal del alcalde Palacio fue destituido como director de la Oficina de Gestión del Plan.

El promotor Aquiles Tuero y Carreras. Al afamado promotor musical de Quintueles, Aquiles Tuero, le gustó que su compañero de la Escuela de Peritos, el alcalde Areces tomase el poder en el Ayuntamiento. Desde Nueva York, Aquiles Tuero siempre tuvo en su pensamiento a Gijón. Ya había traído a cantar gratis a la Laboral a José Carreras -el banquero Ignacio Herrero que le fue a buscar al aeropuerto no se lo acababa de creer- y se había convertido en un auténtico embajador de la asturianía en la "gran manzana". Tras lograr que la ONU organizase cuatro años antes su concierto anual en homenaje solamente a España y al compositor Manuel de Falla, orquesta con intérpretes de lujo que fue dirigida por Jesús López Cobos -quien me contó comiendo en la calle 46 en el "Argentina Pavillon" que había tenido que cambiar de peluquero cuando le confundió con Luis Cobos- y lograr un arrollador triunfo internacional con Montserrat Caballé y José Carreras ya había puesto en marcha la ópera "Colón" compuesta por Leonardo Balada cuyo estreno tuvo que retrasar porque su amigo José Carreras enfermó y Aquiles Tuero -además de aclarar aquel verano en Gijón que no tenía sida, en contra de la rumorología- quiso esperar a que se recuperase el tenor, sin importarle el tiempo. Todo un caballero que siempre ha puesto por delante a sus amigos.

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