Carlos Álvarez es gijonés pero vive en Salamanca desde hace treinta años. Desde allí sigue a diario la actualidad asturiana a través de la edición digital de LA NUEVA ESPAÑA, y, más en particular, de las viñetas de "Mortiner", de las que se confiesa un ávido lector. "Me gustan mucho porque clavan la actualidad y los personajes están muy logrados. Recuerdo con especial cariño la que le dedicó a 'Quini' el día de su muerte", explicaba ayer durante su visita a la exposición "25 años con mirada zítrica" en la antigua Escuela de Comercio. Su mujer, Rosi Sánchez, aunque es salmantina también es aficionada a las tiras "zítricas", "que a veces tienen que traducirle porque no entiende alguna palabra en asturiano".

Maximino Ferreras, vecino deel barrio de El Coto, tampoco se pierde nunca los dibujos de Mortiner y aprovechó la muestra para recordar sus favoritas. "Me conozco todos los personajes. Siempre que voy al bar y a la biblioteca las leo, son de lo más original y simpático del periódico", reconoce. Entre sus favoritas, este gijonés destaca una viñeta de 2012 que ironiza sobre la lucha del Sporting por el ascenso a Primera, en la que se ve a varios jugadores intentando soplar una flauta. "De ésta no me acordaba, y eso que las tengo todas muy controladas", contaba entre risas.

Elena González, vecina de Viesques, también visitó ayer la muestra. Esta gijonesa reconoce que "la mirada zítrica" es de las primeras secciones que lee cuando un ejemplar de LA NUEVA ESPAÑA cae en sus manos. "Siempre fueron muy buenas. Son reivindicativas, pero siempre desde el respeto", señalaba. De la misma opinión era su acompañante, Conchi Pérez, también gijonesa, que destacaba "el humor fino e inteligente, alejado de lo chabacano" de los apuntes gráficos de Mortiner.

Rosa Lastra, vecina de El Bibio, por su parte, fue más allá y reivindicó "más contenidos de este tipo en los periódicos, en los que predomina la información y es todo demasiado serio". "Es un humor muy mordaz, que se mete mucho con los políticos, y eso gusta mucho", afirmaba.

María Rodríguez y Ángel García, vecinos de Zarracina, también hicieron ayer un hueco en sus agendas y visitaron la exposición. Ambos destacaron "la ironía y el sarcasmo" que caracterizan a su autor, y que fomentan "un humor sano, necesario, pese a que muchos últimamente parecen querer censurar este tipo de manifestaciones". "La risa es importante, no podemos salir a la calle siempre con una escopeta. Acercarse a la actualidad desde el humor es lo mejor que podemos hacer", sentenciaban.