Ingeniero industrial y trabajador social, respectivamente, el gijonés Alejandro Garmón Izquierdo (1981) y el avilesino Antonio Pilar (1974) pertenecen a esa generación que vive y labora, "de pane lucrando", fuera de Asturias. Hubo quien se apresuró a categorizar como "leyenda urbana", o sea, una ficción urdida por lenguaraces críticos, a estas personas que han hecho del peaje de La Magdalena, de las estaciones de Alsa y de Villalpando algo así como una reiterada geografía sentimental. Ejerce el primero en Burgos (pasó antes por Ronda), en una fábrica del sector alimentario, y el segundo en Castro Urdiales. Pero ambos son, además, poetas claros a los que acaba de rescatar para la causa la editorial gijonesa Bajamar, esa quijotesca empresa que dirige un tal Pascual Ortiz. Y los dos estarán esta tarde en la librería La Buena Letra (19:30 horas), apadrinados por el también poeta, profesor y político Nacho González, para presentar sendos poemarios: "Licencia de apertura" y "Temario de oposiciones". Son autores premiados, con versos y cosas que decir.

"He estado fuera del mundo literario, muy aislado, no sé si por timidez o por mala suerte", explica de sí mismo Garmón. Galardonado el año pasado con el premio "El mejor poema del mundo", da a la estampa a sus treinta y ocho años su primer libro. "Ha sido mucho tiempo escribiendo, sin publicar, así que 'Licencia de apertura' es como una antología", afirma un autor que nació bilbaíno pero que se siente de Gijón, la ciudad en la que creció y estudió.

Las bibliotecas, las faldas

El poemario de Garmón, un volumen en el que conviven diversos registros y tiene mucho de repaso a una educación lírica , incluye "Alejandría", la composición galardonada con el citado premio internacional: "Regálame vivir frente a tu biblioteca/ y poder visitarte cada día./ Estudiar cada noche indiferente/ la efímera extrañeza a la que aspira/ toda belleza, la palabra lluvia/ ardiendo en el aliento de un dragón". "Es un libro en el que hay mucha reflexión sobre el amor, pero también sobre la poesía", añade el poeta.

"Es mi cuarto libro y está lleno de reflexiones sobre el amor y el desamor", asegura, por su parte, Antonio Pilar. Está en posesión de premios como el "Ciudad de Ronda", el "Joaquín Benito de Lucas" o el "María Zambrano, que concede la UNED. Fue finalista del "Loewe", uno de los más cotizados de la poesía española. "Temario de oposiciones" muestra la querencia de este poeta por el humor, los juegos de palabras y el cuestionamiento o revisión de las frases acuñadas.

"Falda de ortografía" es un ejemplo de esa facilidad del poeta avilesino para trastocar, desde el ingenio irónico, las frases acuñadas y entregar al tiempo una visión sentimental o moral del mundo: "Tú que nos enseñaste a rezar/ la oración subordinada a tu cuerpo./ Tú que jamás llevabas ortografía íntima/ para que sólo te corrigiese el viento".

"Procuro hacer honor al maestro Ángel González, ya que sin él no escribiría como escribo", explica el autor de "Temario de oposiciones". Un homenaje al fallecido poeta asturiano, una de las voces importantes de la llamada "Generación del 50" o del medio siglo. Los poemas de Antonio Pilar ofrecen un aguzado sentido del uso binario del lenguaje; también de las expresiones anticlimáticas y de ciertos tonos cordiales. "Otro de mis referentes es Mario Benedetti", añade, en alusión al escritor montevideano.

Poetas para leer y escuchar.