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Un cuarto de siglo de buena salud

El equipo médico de Policlínicas Begoña cumple 25 años de servicio en los que ha logrado una red de pacientes que "confían en nuestro trabajo"

El equipo de profesionales de Policlínicas Begoña, que cumple 25 años. ÁNGEL GONZÁLEZ

Un cuarto de siglo de atenciones a miles de pacientes. Policlínicas Begoña abrió sus puertas en Gijón en marzo de 1994. Varios médicos de la zona de El Bibio, viendo que el Hospital Begoña no iba a adquirir un bajo casi anexo al edificio, se habían lanzado un año antes a la aventura de fundar la que por entonces fue la mayor clínica médica privada de la ciudad. Recién cumplido su primer cuarto de siglo, el grupo se compone ahora por 30 doctores (apoyados por otros seis profesionales) y atiende a más de 70.000 pacientes cada año, en su mayoría clientes de aseguradoras privadas y funcionariado local. "Las clínicas privadas hemos ido perdiendo a los típicos enfermos que venían con el dinero en la mano; la gente ya no quiere arriesgarse a ponerse malo y no tener un seguro que le respalde", asegura el internista Óscar López, uno de los fundadores del negocio.

Según Dolores Fernández, experta en medicina general y también una de las fundadoras de la clínica, en la ciudad ya se les conoce como "los médicos de los profesores, los guardias civiles y policías". La ventaja es que tras 25 años de actividad los familiares de buena parte de estos primeros pacientes han acabado por pasar también por sus consultas. "Con los años fuimos ganando la confianza de los pacientes. Ahora ya saben cómo trabajamos; ellos nos conocen a nosotros y nosotros a ellos", matiza López. El riesgo de que un paciente conozca a su médico de cabecera, sin embargo, reside en los encuentros fuera de la consulta. "Hay momentos graciosos porque muchos nos paran por la calle para avisarnos de que vendrán a vernos la semana siguiente porque les duele lo que sea", asegura López, que, como antiguo médico de pueblo, agradece la paciencia de sus pacientes gijoneses. "No sería la primera vez que diagnostico patologías leves en una parada de autobús. En Gijón eso, al menos, no pasa", bromea.

"Aquí reina la rapidez"

Los médicos se estrenaron en su nueva ubicación con un brote de gastroenteritis. Había un grupo de guardias civiles haciendo un curso en Veriña. De golpe, todos empezaron a encontrarse mal. "Fue la primera anécdota que recordamos. Los especialistas entraban a trabajar por la tarde y hubo un momento de susto, pero al final la cosa no fue grave y se quedó en un recuerdo gracioso", concreta la alergóloga Ana Beristain. Después, con los años, la clínica fue haciéndose a la idea de que su punto fuerte es la variedad de especialidades. "Si viene un paciente a mi consulta y uno de sus síntomas es algún problema estomacal, a golpe de teléfono tengo disponible a un compañero experto en digestivo que se acerca al segundo para ayudar. En la pública hacerte pruebas de especialidades lleva meses, pero aquí reina la rapidez", alaba López. Los tiempos son, precisamente, la gran clave del negocio gijonés. "Lo que tiene la privada es que la calidad de atención es la misma, pero el trato es más inmediato. Muchos hemos trabajado en la pública y sabemos que la labor que hacen es excelente, pero en la privada tenemos la ventaja de no estar atados a burocracias de plazos. Cada vez más pacientes valoran mucho eso", asegura el nefrólogo Francisco Fernández.

El uso de internet por los pacientes

El perfil del enfermo también está cambiando por otro motivo: internet. Los doctores aseguran que sus pacientes están ahora mucho mejor informados que antes. Tiene su parte buena y su parte mala. "Por lo general un paciente que se ha informado por su cuenta se está tomando sus síntomas mucho más en serio; puede describirte perfectamente lo que siente y eso, a nosotros, nos ayuda una barbaridad", explica López. El problema es que a veces los enfermos llegan a su consulta con su propio listado de diagnósticos. "Vienen convencidos de que tienen algo porque lo leyeron en algún portal y a veces cuesta explicarles que sus síntomas pueden deberse a muchas otras cosas. A veces se asustan sin necesidad", matiza el internista.

Beristain considera que el futuro de Policlínicas Begoña está asegurado por el boca a boca. "Es lo que mejor nos funciona. Un paciente contento nos recomienda a sus familiares y amigos. Poco a poco hemos ido creando una red de pacientes que confían mucho en nuestro trabajo", asegura Roberto Veiga, médico general, que añade que los actuales tiempos de espera en la sanidad pública y la creciente demanda de las aseguradoras (que permiten que el cliente pueda acudir a sus consultas sin preocuparse demasiado por el presupuesto) son las otras dos bazas a su favor. "Nuestra idea era poder ofrecer una atención sanitaria integrada y lo hemos conseguido. Además, tenemos el Hospital Begoña a dos pasos y, en caso de necesidad, las derivaciones de casos graves son automáticas. Aquí se respira muy buen ambiente y seguimos incorporando a compañeros nuevos. Nos quedan muchos años de actividad en Gijón", sentencia Veiga.

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