La dueña de un centro de estética de Gijón ha sido detenida por agentes de la Policía Nacional por un presunto delito de estafa. Se la acusa de utilizar el serial numérico de las tarjetas de crédito o débito de sus clientas para realizar comprar personales por internet. La investigación se inició a raíz de la denuncia de una de las afectadas, que alegó la sustracción de unos 1.000 euros con trece cargos en su tarjeta que jamás había autorizado. Dos afectadas hicieron lo mismo en las últimas semanas y, al final, su único nexo de unión era que habían ido al mismo centro de estética y habían pagado su servicio con su tarjeta. La presunta autora de la estafa ya ha sido detenida.

Los agentes del Grupo de Delincuencia Económica y Tecnológica de la Comisaría de Gijón, investigadores del caso, explican que la arrestada había utilizado la numeración de las tarjetas de sus clientes reflejada en el terminal de punto de venta- TPV- para su aprovechamiento personal, realizando con ellas compras online en supermercados y en un conocido portal de ventas. Se estima que la cantidad defraudada supera los 2500 euros. Aunque sólo tres mujeres han denunciado los hechos, los agentes consideran que en los últimos tres meses son al menos cinco las tarjetas utilizadas de esta forma irregular.

En otra investigación llevada a cabo por el mismo grupo, los agentes detuvieron a un joven gijonés de 28 años de edad por haber simulado, presuntamente, haber sido víctima de la sustracción de cuatro tarjetas de 500 euros cada una, adquiridas para operar con criptomonedas. Estas tarjetas son en realidad unos cupones que recogen un código de activación que son canjeables por bitcoin u otra criptomoneda con las que se pueden invertir o realizar operaciones en la red. En su denuncia refirió haberlas adquirido en un centro comercial y haberlas guardado en su bolso pero al llegar a casa se había percatado de que habían desaparecido sin haberse dado cuenta de la persona que había cometido la sustracción.

Los investigadores comprobaron que las tarjetas habían sido activadas en una operación de inversión en la que el denunciante no había obtenido los beneficios económicos pretendidos, por lo que había denunciado la sustracción para interponer una reclamación ante la compañía emisora de las tarjetas y conseguir la devolución del dinero.

Una vez comprobado este extremo fue citado de nuevo y detenido por simular haber sido víctima de delito al haber puesto en marcha la investigación policial en la que se realizaron múltiples gestiones que duraron varios meses.