Más cirugías, incremento de ingresos geriátricos y nuevas consultas. El Hospital de Cruz Roja acaba de cerrar su balance de actividad del último año y, en general, deja con buen sabor de boca a su gerente, Leopoldo Álvarez, que aunque reconoció ayer que algunos servicios andan a la baja (como las hemodiálisis y las consultas de alergias), sus "puntos fuertes" mejoran respecto al año anterior. El convenio que había firmado para su actividad en 2018 con el Sespa, de hecho, se quedó corto: a los 17.142.000 euros pactados en un principio el hospital tiene que pasar al Principado una factura de 300.000 más. La actividad de este año, por otra parte, será más imprevisible. Los nuevos plazos en primeras consultas y cirugías impuestas por el Sespa hacen que en Cruz Roja no sepan exactamente cuántos servicios tendrá que derivarles el Hospital de Cabueñes. "Hemos hecho una estimación de cuánto podríamos ayudar, pero tendremos que ir adaptándonos sobre la marcha", matizó Álvarez.

La actividad del hospital gijonés gira alrededor de dos grandes ejes: la atención geriátrica (la principal especialidad médica del centro) y la intervención quirúrgica. La primera se saldó con 1.496 ingresos, 69 más que en el balance del año anterior y, la segunda, con 6.892 intervenciones, 230 más que las realizadas en 2017. La mayoría no precisaron de estancia hospitalaria. Según el área de especialidad, la que más opera es la de Oftalmología (2.691 servicios) y Traumatología (1.690). En ambas, junto a la de Cirugía General (que registró 712 intervenciones el año pasado), el hospital contabiliza tanto las operaciones realizadas con recursos propios como las que utilizaron los de Cabueñes, ya que el convenio entre ambos centros permite que el segundo derive al primero parte de su actividad y personal en caso de necesidad.

Más minoritarias son las cirugías de tipo vascular (163 operaciones) y las de Urología (137), que son áreas de uso exclusivo de Cruz Roja. El principal servicio que utiliza sólo recursos propios, sin embargo, es el de Cirugía Plástica, que operó en 2018 a 931 pacientes, siempre según Álvarez.

El desglose del resto de actividades tiene un balance menos positivo. Las 9.770 sesiones de hemodiálisis practicadas el año pasado son 500 menos que las realizadas el anterior. y las consultas por alergias (4.083) perdieron otras 300. El descenso en el primer servicio se debe, tal y poco explicó el gerente, a que el turno de madrugada para dializar pacientes (empieza antes de medianoche y dura unas cinco horas), se utiliza cada vez menos por recomendación del Sespa. Las alergias, por su lado, "responden a una cuestión estacional y fluctúan de año a año".

Descendió también la actividad del área de Anatomía Patológica (14.351 servicios en 2018 frente a los 17.000 del año anterior), según Álvarez, porque Sanidad trata ahora de centralizar el servicio en Oviedo. Bajaron también las consultas de anticoagulación oral (el conocido como Sintrón), que en 2018 hizo 28.412 servicios, 1.300 menos que en 2017. Álvarez explicó que esta carencia se debe a que el Principado trabaja ahora en derivar estas consultas a los centros de salud de cada barrio. Destacó, sin embargo, que los pacientes califican con un sobresaliente la atención recibida en el hospital. La última encuesta de satisfacción les puntúa con un 9.14 sobre 10.

El aumento de actividad en las áreas citadas hizo que el presupuesto fijado con el Sespa (17.142.932 euros) se quedase corto: el hospital pasó una factura final de 17.481.832 euros. Más en el aire queda la desviación del convenio firmado para este año, que incluye cifras estimativas para el nuevo servicio de micropigmentación y para las primeras consultas de las áreas de Traumatología, Urología, Cirugía General y Oftalmología que se deriven desde Cabueñes.