Los Picos de Europa se formaron con materiales depositados hace 310 millones de años en un mar tropical situado donde ahora está el archipiélago caribeño de las Bahamas. El periplo para que aquel barro calcáreo sintetizado por colonias de bacterias acabara por convertirse en las montañas más emblemáticas de Asturias, lo explicó el pasado jueves en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón el doctor en geología Pedro Farias Arquer.
Los fósiles de animales y plantas marinas que se encuentran hoy en día en los Picos de Europa son un vestigio de aquel origen, una acumulación de decenas de kilómetros cuadrados de depósitos de barro calcáreo con mil metros de profundidad, que fueron cambiando con el paso del tiempo. El primer cambio relevante la transformación de aquel mar tropical en una cadena montañosa similar al Himalaya, cuando colisionaron las dos masas continentales que había entonces para formar un único supercontinente en la tierra, Pangea.
El movimiento de las placas tectónicas acabó por desmembrar aquel continente único para formar los cinco actuales, con un viaje que comenzó hace 280 millones de años, cuando comenzó a abrirse el océano Atlántico y con las altas cumbres de aquella cordillera primigenia ya desgastadas. Según explicó Pedro Farias, el golfo de Vizcaya -y por tanto la costa cantábrica y la bretona- se formó entre 160 y 60 millones de años atrás. Los Picos de Europa se formaron por fracturas en la corteza terrestre que también fueron las responsables de la aparición de yacimientos de fluorita y blenda, arrastrados por fluidos calientes desde las profundidades de la tierra, yacimientos que se convirtieron en minas que se explotaron en los siglos XIX y XX.
Las minas no son la única marca humana en los Picos de Europa. También los pastos. Ambas cuestiones llevaron a la tala masiva de hayedos que ocupaban la cordillera Cantábrica.
La configuración actual de los Picos de Europa también es fruto de la erosión provocada por los glaciares que los cubrían totalmente hace 40.000 años, así como de la provocada por el agua, que disuelve la roca caliza y es la responsable de las cuevas y otras características de unas montañas que se han ido cincelando desde que se levantaron.
